La colitis ulcerativa crónica idiopática (CUCI) es una enfermedad de por vida, producto de la interacción entre factores genéticos y ambientales, y que predomina en los países desarrollados.
Su etiología exacta es aún desconocida, por lo que el tratamiento médico no está disponible todavía. Las causas son infecciosas y no infecciosas. Sus síntomas son dependientes de la extensión y la gravedad de la enfermedad, y de manera común incluyen diarrea con sangre, sangrado rectal y urgencia rectal. No existe aún un método totalmente confiable para el diagnóstico de la CUCI, por lo que debe establecerse mediante una combinación de la historia clínica, evaluación clínica y endoscópica, así como datos histológicos. No hay medidas higiénicas específicas, pero se recomienda evitar los alimentos que causan molestias al enfermo. Dentro del esquema con fármacos se incluye derivados de 5-ASA, sulfasalazina y mesalazina. Las opciones quirúrgicas también se incluyen en este trabajo.
Palabras clave:
colitis ulcerativa crónica idiopática, CUCI, medidas higiénico-dietéticas, fármacos
Por: Gavin Carrión Crespo,
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Flora Mileva Oña-Ortiz,
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Óscar Porras-Escorcia
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1 Servicio de Cirugía General, Hospital Juárez de México.
2 Servicio de Cirugía General, Hospital Central Sur, Petróleos Mexicanos.
Summary
Chronic idiopathic ulcerative colitis (CIUC) is a lifelong disease, resulting from the interaction between genetic and environmental factors, and that predominates in developed countries. Its exact etiology is still unknown, so that medical treatment is not yet available. The causes are infectious and non-infectious diseases. Its symptoms are dependent on the extent and severity of the disease, and commonly include bloody diarrhea, rectal bleeding and rectal urgency. There is still no fully reliable method for the diagnosis of CIUC, which should be established by a combination of medical history, clinical and endoscopic evaluation and histological data. No specific hygiene measures, but it recommended to avoid foods that cause discomfort to the patient. Drug within the scheme include derivatives of 5-ASA, sulfasalazine and mesalazine. Surgical options are also included in this work.
Keywords:
chronic idiopathic ulcerative colitis, CIUC, lifestyle modifications, drugs
Definición y clasificación
La colitis ulcerativa crónica idiopática (CUCI) es una enfermedad de por vida, producto de la interacción entre factores genéticos y ambientales, y que predomina en los países desarrollados. Su etiología exacta es aún desconocida, por lo que el tratamiento médico no está disponible todavía.
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Los pacientes pueden vivir con gran cantidad de síntomas a pesar del tratamiento médico (66% refiere interferencia con el trabajo y el 73% con las actividades diarias).
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El síndrome disenteriforme se caracteriza por el aumento en el número de evacuaciones o la disminución en la consistencia con sangre, pujo y tenesmo, precedidas o acompañadas de dolor abdominal y no necesariamente relacionadas con ataque al estado general y fiebre.
Las causas son infecciosas y no infecciosas. Las primeras se dividen en bacterianas, como
Salmonella
,
Shigella
,
E. coli
O 157:H7,
Yersinia enterocolitica, Campylobacter jejuni, Clostridium difficile, Neisseria gonorrhoeae
; parasitarias:
Entamoeba histolytica, Chlamydia trachomatis
, esquistosomiasis, y por virus: citomegalovirus, herpes simple y otros.
Entre las causas no infecciosas se encuentran la colitis ulcerativa crónica idiopática (CUCI), enfermedad de Crohn, colitis isquémica, enfermedad diverticular hemorrágica, colitis por radiación, enfermedad de Behcet, colitis neutropénica, colitis eosinofílica y neoplasias de recto.
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En todos los casos en los que exista la sospecha de un síndrome disenteriforme deberá practicarse:
Evaluación clínica completa2. Estudios de laboratorio: biometría hemática completa, búsqueda de leucocitos y trofozoítos en heces, coprocultivo y coproparasitoscópicos. Si éstos son negativos deberán buscarse otras causas mediante estudios endoscópicos (rectosigmoidoscopia o colonoscopia) con toma de biopsias.
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La CUCI es una condición crónica que causa inflamación de la mucosa del colon de forma continua sin granulomas en la biopsia, afecta el recto y a una extensión variable del colon alrededor, se caracteriza por un curso de remisión y recaídas.
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El Consenso Europeo favorece el uso de la clasificación de Montreal (
véase
Tabla 1) para definir la distribución de la enfermedad. Esto se utiliza para describir la máxima extensión macroscópica de la enfermedad en la colonoscopia. La extensión de la enfermedad influye en la modalidad de tratamiento y determina si la terapia oral, tópica o ambas se inicia.
La terapia tópica en forma de supositorios (por proctitis) o enemas (por colitis del lado izquierdo) es a menudo la primera línea de elección, pero la terapia oral en combinación con la terapia tópica es a menudo apropiada para colitis extensa. En segundo lugar, la extensión de la colitis influye en el inicio y la frecuencia de la vigilancia.
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Tabla 1 Clasificación de Montreal CUCI
Existe cierta evidencia que sugiere que los pacientes con CUCI estratificados por edad (A1: <16, A2: 16-40 y A3: >40 años) tienen diferente evolución. Los pacientes diagnosticados antes de los 16 años tenían un curso inicial más agresivo, la mayor edad al momento del diagnóstico se relaciona con un menor riesgo de requerir colectomía.
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El consenso europeo clasifica la actividad de la enfermedad clínica en remisión, leve, moderada y severa. Esto se refiere a la actividad biológica y no a la capacidad de respuesta. Para esto se toman en cuenta los criterios de Truelove y Witts. (
véase
Tabla 2).
Tabla 2 Clasificación de Truelove y Witts (ECCO)
Factores de riesgo
El tabaquismo activo tiene un efecto protector sobre el desarrollo y la severidad de presentar CUCI. En contraste, los ex fumadores tienen alrededor de un 70% mayor riesgo de desarrollar la enfermedad, que suele ser más extensa y refractaria que en aquellos que nunca han fumado. Las tasas de ingreso hospitalario y la colectomía también son más altos en los ex fumadores. Fumar también puede prevenir el desarrollo de la colangitis esclerosante primaria (PSC), o pouchitis después de la colectomía y anastomosis ileo anal.
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La apendicectomía realizada por la verdadera apendicitis a una edad temprana puede tener un efecto protector contra la aparición y posterior gravedad de la CUCI. Se relaciona con una reducción del riesgo del 69%. Por otro lado los AINES parecen tener el potencial de exacerbar la CUCI.
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Los familiares en primer grado de pacientes con CUCI tienen de un 10 a 15% más de probabilidad de desarrollar la enfermedad.
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Diagnóstico
Los síntomas de la colitis ulcerosa son dependientes de la extensión y la gravedad de la enfermedad, y de manera común incluyen diarrea con sangre, sangrado rectal y urgencia rectal. También se relaciona la defecación nocturna. Síntomas sistémicos como malestar general, anorexia o fiebre son característicos de un ataque severo.
No existe aún un estándar de oro para el diagnóstico de la CUCI. Éste debe establecerse mediante una combinación de la historia clínica, la evaluación clínica y endoscópica típica y los hallazgos histológicos. Se debe excluir una causa infecciosa. En caso de duda sobre el diagnóstico, la confirmación histológica es necesaria.
En pacientes con sospecha de CUCI se sugiere realizar una colonoscopia, de preferencia con ileoscopia y biopsias segmentarias incluyendo el recto.
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Las radiografías simples de abdomen sólo tienen utilidad en la enfermedad grave, megacolon tóxico o perforación porque muestran dilatación del colon (>5 cm), aire libre en la cavidad abdominal y datos indirectos del estado de la mucosa. La tele de tórax complementa la búsqueda de perforación.
El colon por enema con doble contraste puede ser útil para el diagnóstico de CUCI cuando no hay disponibilidad de la endoscopia, pero está contraindicado en enfermedad activa o grave. Permite observar los cambios de la mucosa como pérdida de las haustras, úlceras, rigidez, estrechamiento o tumores.
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La colonoscopia con toma de biopsia y exploración del íleon terminal y con biopsia es el mejor procedimiento para el diagnóstico de la CUCI, la enfermedad de Crohn y otras colitis. Está indicada siempre que se sospecha enfermedad inflamatoria del colon y cuando exista un colon por enema con cambios sugerentes de la enfermedad. Está contraindicada cuando hay actividad grave, megacolon tóxico o perforación.
La imagen endoscópica tiene un espectro amplio en el que se combinan los siguientes datos:
Pérdida del patrón vascular
Granularidad
Úlceras
Seudopólipos
Estenosis
En la mayoría de los casos está afectado el recto, involucra toda la circunferencia, no deja zonas indemnes intermedias, es de predominio distal, la transición con mucosa sana es gradual y puede afectar todo el colon.
Sin embargo, con sólo la imagen endoscópica no se puede asegurar que es CUCI porque los datos son compartidos con otras enfermedades, por lo que deben interpretarse junto con el cuadro clínico y la biopsia.
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La imagen histológica es muy importante para el diagnóstico de CUCI, pero la respuesta limitada del colon a cualquier agresión con un proceso inflamatorio inespecífico impide la existencia de datos patognomónicos. Los datos histológicos más frecuentes son:
Alteración de la arquitectura de las criptas
Criptitis3. Microabscesos en las criptas4. Úlceras
Metaplasia de las células de Paneth
Si se tiene un paciente con un cuadro clínico compatible con imagen endoscópica sugerente y biopsia negativa se deben revisar las biopsias por otro patólogo y si persiste la negatividad debe efectuarse nueva colonoscopia con toma de biopsias suficientes.
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La CUCI se relaciona con diferentes manifestaciones clínicas extraintestinales y por lo menos una de ellas se observa aproximadamente en el 20 al 40% de estos pacientes. Éstas suelen ser: artropatía periférica, eritema nodoso, epiescleritis o uveítis, estomatitis ulcerosa y pioderma gangrenoso.
Las no relacionadas con la actividad de la enfermedad son la sacroileítis, espondilitis anquilosante y colangitis esclerosante.
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El índice de actividad clínica, también llamado Índice de Mayo o calificación sintomática de colitis ulcerativa, calcula la gravedad de una manera sencilla y toma en cuenta la frecuencia de evacuaciones, la hemorragia rectal, los resultados de la endoscopia y la valoración global médica. De acuerdo con la suma de puntajes, la actividad de la enfermedad se clasifica como sigue: 0-2 nula o leve, 3-5 discreta, 6-8 moderada y 9-12 grave (
véase
Tabla 3).
La remisión se ha definido como una puntuación menor de 2 y la mejoría como una disminución del índice de 2 o más puntos en relación con la basal.
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Tabla 3 Índice de Mayo
La ecografía abdominal se puede utilizar para examinar el intestino delgado o la inflamación del colon con una sensibilidad del 80 al 90%. El ultrasonido tiene la ventaja de ser de bajo costo, fácil de realizar, sin preparación previa y no invasiva, pero es operador dependiente y hay una baja especificidad para diferenciar la CUCI de otras causas de inflamación colónica. Sin embargo, la ecografía abdominal parece ser útil en la evaluación de la efectividad del tratamiento y hay datos sugerentes de que el ultrasonido puede ayudar a predecir el curso de la enfermedad.
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Datos histopatológicos
Se han evaluado un gran número de características microscópicas y se pueden clasificar en general en:
Características arquitectónicas
Anomalías epiteliales
Características inflamatorias
Las características arquitectónicas incluyen ramificación de la cripta, distorsión de la cripta, atrofia de la cripta e irregularidad de la superficie. Dentro de las anomalías de las células epiteliales están la disminución de la mucina y metaplasia de las células Paneth. En cuanto a las características inflamatorias, éstas incluyen el aumento de la celularidad de la lámina propia, plasmocitosis basal, agregados linfoides basales y eosinófilos en la lámina propia.
Para un diagnóstico adecuado de la CUCI se deben tomar múltiples biopsias (mínimo dos muestras) de al menos cinco sitios en todo el colon (incluyendo el recto) y el íleon.
En la mayoría de los casos de enfermedad inflamatoria intestinal los exámenes endoscópico, radiológico e histológico son suficientes para el diagnóstico; sin embargo, en 5 a 15% de ellos no es posible confirmar el diagnóstico de una colitis determinada. Los marcadores serológicos pueden ser de utilidad para realizar el diagnóstico diferencial entre ambas entidades.
Los marcadores serológicos son:
pANCA. Son anticuerpos tipo inmunoglobulina G contra el citoplasma del neutrófilo, los cuales son diferentes a los que se presentan en las vasculitis. Tienen una sensibilidad del 60% y una especificidad del 94% para CUCI.
ASCA. Son anticuerpos contra la levadura
Saccharomyces cerevisiae
. En la enfermedad de Crohn tiene una especificidad de 95%.
La combinación de pANCA positivo y ASCA negativo tienen un valor predictivo positivo de 75% para el diagnóstico de la CUCI; por el contrario, la presencia de pANCA negativo y ASCA positivo tiene un valor predictivo positivo de 86% para el diagnóstico de Crohn.
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Herencia
: Su importancia, HLA y otros marcadores genéticos
Los factores genéticos tienen un papel primordial en la etiología de la CUCI. El patrón de herencia sugiere una forma de herencia poligénica con influencia ambiental. Numerosos estudios muestran una relación de la CUCI con los genes del complejo principal de histocompatibilidad (MHC), localizados en el brazo corto del cromosoma 6. La función de los genes clase II del HLA participa en la patogénesis de la CUCI, debido a que sus productos están involucrados en la respuesta inmune.
Existen diversos alelos del HLA-DR que participan en la susceptibilidad genética a la CUCI, tales como HLA-DRB1*0103, DRB1*1502 y DRB1*12.
En la población mestiza mexicana, el HLA-DR1 se relaciona con una susceptibilidad genética para CUCI. El HLA-DR15 distingue a un subgrupo de pacientes con pancolitis y el alelo HLA-DRB1* 0103 distingue a un subgrupo con formas más graves de la enfermedad que podría requerir tratamiento quirúrgico.
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Tratamiento
No hay medidas higiénicas específicas, pero se recomienda evitar los alimentos que causan molestias al enfermo, en fase aguda de la enfermedad es preferible una dieta balanceada, con escasa fibra, en cuatro o cinco tomas, sin lácteos; en la fase de remisión una dieta con abundante fibra, evitar o disminuir las carnes rojas,evitar el consumo de alcohol, disminuir el pescado, nueces, huevo y alimentos con conservadores como pan, bebidas alcohólicas, salchichas y frutas secas, consumir vitamina C y frutas, así como probióticos para aumentar la población de
Bifidobacillus
y
Lactobacillus
en el colon e incrementar las concentraciones de butirato.
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Esquema inicial: 5-ASA contra esteroides
El tratamiento de inicio es a base de derivados del ácido 5-aminosalicílico (5-ASA) a dosis de 2 a 4.8 gramos. La sulfasalazina se ha empleado durante muchos años, es tan efectiva como los nuevos 5-ASA para inducir la remisión clínica y aunque tiene la ventaja de ser más barata, tiene más efectos colaterales y es menos eficaz para inducir la mejoría endoscópica.
En pacientes con enfermedad extensa, el tratamiento combinado de mesalazina 4 g/día por vía oral y mesalazina 1 g/día por vía rectal es más efectivo que el tratamiento oral solo, por lo cual se considera que debe ser el tratamiento de elección de primera línea. Los corticoides no se emplean como tratamiento inicial de la enfermedad leve.
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La respuesta al tratamiento sí depende de las dosis. La dosis óptima de mesalazina es de 2 a 4.8 g/día para la administración oral y de 1 g/día para la administración rectal.
Las dosis de los medicamentos se deben incrementar cuando existe reactivación de la enfermedad o cuando no se logra la inducción de la remisión con las dosis óptimas.
Los medicamentos se deben cambiar cuando no se logra la inducción de la remisión con dosis máximas de un medicamento.
Se recomienda no suspender nunca el medicamento, aunque pudiera interrumpirse en enfermos con lesiones distales quienes, después de lograda la remisión, permanecen asintomáticos por lo menos dos años y en aquellos que se han sometido a proctocolectomía.
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En casos de proctitis leve se recomienda usar mesalazina supositorios 1 g una vez al día. Los enemas de espuma de mesalazina son también una alternativa. Se debe considerar la combinación de mesalazina tópica con mesalazina oral o esteroide tópico para escalar el tratamiento.
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En CUCI activa del lado izquierdo leve-moderada debe ser tratada de inicio con un enema de salicilato de 1 g/día, combinado con mesalazina oral 2 g/día. El tratamiento tópico con esteroides o aminosalicilatos solos, así como monoterapia con aminosalicilatos orales es menos eficaz que el tratamiento con 5ASA oral más tópica. Los corticosteroides sistémicos son apropiados si los síntomas de la colitis activa no responden a la mesalazina. La colitis del lado izquierdo severa suele ser una indicación de ingreso hospitalario para recibir tratamiento intensivo con terapia sistémica.
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Los pacientes con diarrea sanguinolenta ≥6/día y cualquier signo de toxicidad sistémica (taquicardia N 90 lpm, fiebre N 37.8 ° C, Hb b 10.5 g/dl, o un ESR N 30 mm/h) tienen colitis severa y deben ser admitidos en el hospital para recibir tratamiento intensivo.
Los corticosteroides se administran generalmente por vía intravenosa usando metilprednisolona 60 mg/24 h o hidrocortisona 100 mg cuatro veces al día por 7 a 10 días. Las dosis más altas no son más efectivas.
Cuadro de dosis
Otras medidas que se consideran de interés, además de los esteroides intravenosos incluyen:
Líquidos intravenosos y electrolitos para corregir y prevenir la deshidratación o desequilibrio electrolítico. Administrar potasio (por lo menos 60 mmol/día). Ya que la hipopotasiemia o hipomagnesiemia pueden promover el megacolon tóxico.
Sigmoidoscopia flexible sin preparación y biopsia para confirmar el diagnóstico y excluir infección por citomegalovirus, que a menudo se relaciona con una enfermedad refractaria a esteroides y requiere un tratamiento apropiado.
Realizar cultivos de heces para descartar la coexistencia de toxina
Clostridium difficile
, cada vez más relacionada con CUCI, y en caso de confirmarse se deberáestablecer tratamiento antibiótico adecuado.
Iniciar heparina de bajo peso molecular para reducir el riesgo de tromboembolismo que se ha demostrado es mayor en pacientes con EII en comparación con los controles, especialmente durante una exacerbación de la enfermedad.
Apoyo nutricional si el paciente está desnutrido. La nutrición enteral es más apropiada y relacionada con menos complicaciones que la nutrición parenteral en la colitis aguda (9% frente a 35%).
Suspensión de anticolinérgicos, antidiarreicos, AINES y opioides, que pueden precipitar la aparición de megacolon tóxico.
Los antibióticos están indicados sólo si se considera la probabilidad de infección (por ejemplo, en un primer ataque agudo de corta duración, después de un ingreso reciente en el hospital o después de un viaje a una zona donde la amibiasis es endémica), o inmediatamente antes de la cirugía.
Se recomienda mantener un nivel de hemoglobina por encima de 8-10 g/dL.
Se sugiere que ante la presencia de una CUCI grave se refiera a un centro especializado en la atención de estos pacientes que cuente con un grupo multidisciplinario con experiencia en el manejo médico y quirúrgico de esta entidad.
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Ciclosporina
Los pacientes con CUCI fulminante o grave que no mejoran después de 7 a 10 días de tratamiento intravenoso con esteroides deberán ser considerados para la administración de ciclosporina intravenosa a dosis de 2 a 4 mg/kg/día. Antes de la administración de la ciclosporina se deberá determinar la concentración de colesterol y magnesio séricos debido al elevado riesgo de crisis convulsivas. La duración del manejo debe ser de tres a seis meses y se debe monitorear la presión arterial, citología hemática, función renal y niveles de ciclosporina en las semanas basal 1 y 2, y posteriormente cada mes.
Tacrolimus
Se recomienda una dosis de 0.01 mg/kg/día por vía intravenosa y de 0.1 mg/kg/día por vía oral, observándose mejoría clínica entre 68.5 a 78% frente a 10% del grupo placebo. El objetivo es mantener una concentración sérica que oscile entre 8 a 15 ng/mL. Se reportaron eventos adversos en alrededor de 10% de los pacientes, los que incluyeron temblor, aumento de creatinina, parestesias, hipercalemia, hipertensión e infecciones.
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Mofetil micofenolato
Algunos ensayos piloto han estudiado el uso de mofetil micofenolato en pacientes con CUCI a dosis de 20 mg/kg/día con tasas de remisión alcanzadas en más de 60% de los pacientes. Los efectos adversos más frecuentes fueron cefalea, náusea y artralgias. Se necesitan estudios clínicos controlados para evaluar la eficacia y seguridad de este tratamiento en la CUCI grave.
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Existe poca evidencia que justifique el uso de tacrolimus y micofenolato en CUCI grave.
Tratamiento quirúrgico
La respuesta a los esteroides intravenosos se evalúa más objetivamente alrededor del tercer día. Las opciones de tratamiento, incluyendo la colectomía se deben discutir con los pacientes con CUCI severamente activa que no responden a los esteroides intravenosos. Terapia de segunda línea, ya sea con ciclosporina o infliximab o tacrolimus. Si no hay mejoría dentro de 4 a 7 días de terapia de rescate se recomienda la colectomía. La tercera línea de la terapia médica puede ser considerada en un centro especializado.
Cirugía de urgencia
Las alternativas quirúrgicas en los casos de urgencia están encaminadas a restaurar la salud del paciente, minimizando los riesgos y tratando de mantener abierta la posibilidad de una cirugía restauradora en el futuro. La colectomía subtotal con ileostomía terminal y la realización de una bolsa de Hartmann o una fístula mucosa, son abordajes seguros y efectivos, en algunos casos se prefiere colocar el muñón cerrado de manera extrafascial para disminuir las complicaciones sépticas y facilitar la disección pélvica posterior. La pieza quirúrgica extraída debe ser sometida a un análisis histopatológico adecuado para confirmar la presencia de CUCI o, en un caso dado, enfermedad de Crohn, ya que el diagnóstico inicial puede cambiar después de la cirugía.
Después de un periodo que varía entre tres y seis meses, lo que depende de que el paciente se encuentre en buenas condiciones nutricionales y de ser posible con una dosis mínima de esteroides o mejor aún sin ellos, la siguiente cirugía indicada es una proctectomía con íleo-ano anastomosis más reservorio ileal en “J”.
Cirugía electiva
El abordaje laparoscópico es una alternativa viable dependiendo del entrenamiento del cirujano. En fechas recientes, un estudio de Delaney y cols. demostró que el abordaje laparoscópico logra también una disminución en los costos. La proctocolectomía restauradora con reservorio ileal se ha convertido en el procedimiento de elección. Éste puede ser realizado en una sola etapa cuando el paciente se encuentra bien nutrido y libre de esteroides por al menos seis meses; la mayoría de las veces la cirugía se realiza en dos etapas, es decir, se practica la proctocolectomía restaurativa con un ileostomía en asa de protección, la que se cierra de dos a tres meses después del primer evento quirúrgico. Los pacientes intervenidos de urgencia requieren de tres cirugías, colectomía subtotal e ileostomía, después proctectomía restaurativa e ileostomía en asa y para finalizar cierre de ileostomía.
En la actualidad se prefiere la técnica de doble engrapado para la anastomosis íleo-anal, evitando la mucosectomía y anastomosis manual con el objetivo de disminuir el daño del esfínter, una menor incidencia de estenosis y menor tiempo quirúrgico. La proctocolectomía con ileostomía terminal tipo Brooke o continente tipo Koch se consideran todavía como procedimientos de primera elección en pacientes que no desean un procedimiento restaurativo y en aquellos que tienen riesgo de presentar falla del reservorio, como los pacientes con funcionamiento anormal de los músculos esfintéricos, con enfermedad ano-perineal previa, o una reserva fisiológica limitada, condicionada por comorbilidades, así como una edad mayor o igual a los 50 años. Existen ciertas complicaciones relacionadas con la resección del recto, principalmente disfunción urinaria y sexual y en algunos casos infertilidad; algunos estudios demuestran que éstas llegan a ser más frecuentes en la proctocolectomía restauradora, recomendándose emplear una técnica quirúrgica depurada, con la finalidad de disminuir el daño de los nervios hipogástricos, con una baja incidencia de incontinencia fecal e impotencia sexual.
Las indicaciones absolutas para cirugía son la hemorragia masiva, perforación y la evidencia documentada o bien la sospecha de un carcinoma de colon.
Otra indicación para cirugía es la colitis grave con o sin megacolon tóxico que no responde al tratamiento convencional y en aquellos pacientes con una enfermedad menos grave pero médicamente intratable o por la presencia de efectos colaterales serios del manejo médico.
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Pouchitis
Los pacientes que se someten a una proctocolectomía restauradora con reservorio ileal pueden desarrollar una inflamación idiopática denominada “pouchitis” la cual se presenta de manera típica con un aumento de la frecuencia de evacuaciones, sangrado rectal, dolor cólico abdominal, urgencia rectal, tenesmo, incontinencia, fiebre y la aparición de manifestaciones extraintestinales. El diagnóstico puede hacerse con base en la clínica y se relaciona con la presencia de datos endoscópicos e histológicos característicos. La pouchitis ocurre en hasta 50% de los pacientes y con más frecuencia en pacientes con colangitis esclerosante primaria u otras manifestaciones extraintestinales.
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Los pacientes que desarrollan síntomas típicos de pouchitis después de una anastomosis íleo-anal deben ser tratados con un curso corto de antibióticos con metronidazol 250 mg tres veces al día o ciprofloxacino 500 mg dos veces al día.
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