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11 jul 2019

Los antioxidantes en la dieta y su relación con las enfermedades crónicas no transmisibles

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Gastroenterología

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Medicina General

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Los antioxidantes, presentes en verduras y frutas, así como otros ingredientes de origen vegetal, han demostrado en los últimos años una gran capacidad para ayudar a prevenir y retrasar la aparición de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), como las cardiovasculares, así como para prevenir la oxidación de los tejidos.
El infarto agudo del miocardio y en general la cardiopatía isquémica son manifestaciones de un proceso que inicia con un exceso de radicales libres, relacionados en gran parte con el metabolismo de los lípidos.


Entender sus mecanismos de acción y promover el consumo de una dieta adecuada es esencial en la promoción de estilos de vida más saludables.


Palabras clave: oxidación, antioxidantes, fitoquímicos, radicales libres, enfermedades cardiovasculares, ECNT, lípidos

Abstract Antioxidants, compounds found in vegetables and fruit, as well as other vegetable tissues, have shown in the last years an ability to prevent and retard the onset of non- communicable chronic disease (NCCD), like cardiovascular diseases, as well as prevent oxidation of tissues. Acute myocardial infarction and ischemic heart disease are manifestations of a process that begins with an excess of free radicals, largely related to lipid metabolism. Understand their mechanisms of action and promote the consumption of an adequate diet is essential in promoting healthier life styles
Keywords: oxidation, antioxidants, phytochemicals, free radicals, cardiovascular diseases, NCCD, lipids


Por: Lic. Cecilia García Schinkel, nutrióloga


Los radicales libres son elementos que en condiciones normales no son dañinos para el organismo. Participan en diversos procesos fisiológicos benéficos a nivel celular. Sin embargo, cuando las defensas antioxidantes se ven superadas por especies oxidantes, las células se ven afectadas por el estrés oxidante que se establece, situación que afecta a diversas moléculas, lo cual ocasiona diversas mutaciones en el DNA, oxidación de moléculas de glucosa o peroxidación de lípidos, fenómenos que están relacionados con enfermedades crónico-degenerativas como el cáncer, diabetes y diversas patologías cardiovasculares.


El manejo actual de tratamientos antioxidantes es una realidad, con los que se pretende prevenir y atenuar los efectos negativos del estrés oxidante; se sabe hoy que algunos suplementos vitamínicos y ciertos alimentos con poder antioxidante disminuyen la capacidad oxidante de los radicales libres, transformando así sus acciones en mejoría para la salud.


Las investigaciones científicas y epidemiológicas han confirmado que en aquellos lugares o poblaciones donde la dieta es rica en verduras y frutas (más de cinco porciones por día), se registra un menor riesgo de presentar obesidad infantil, contraer cáncer y padecer enfermedades cardiovasculares.


Así, el Fondo Mundial de Investigación contra el Cáncer, y algunos países europeos, sugieren que una dieta correcta debe incluir al menos cinco porciones de frutas y verduras por día, el equivalente a unos 400 gramos.


La OMS así lo estableció desde 2003, cuando recomendó un consumo de, por lo menos 400-5,000 g de verduras y frutas por día, equivalentes aproximadamente a cinco porciones de 80 g cada una.


Las verduras y frutas contribuyen a la saciedad, con lo que ayudan a promover


pesos corporales más saludables. Aportan a la dieta no sólo vitaminas, minerales, agua y fibra, sino también antioxidantes importantes.

Oxidantes


Las especies reactivas de oxígeno (ROS), son metabolitos del oxígeno que pueden absorber electrones de otras moléculas (oxidar), donar electrones (reducir) o incorporarse a moléculas (modificación oxidativa).


La mayoría de ROS posee electrones no apareados en su última capa y por lo tanto son radicales. Un importante radical es el superóxido (O2-), formado cuando un electrón reduce al O2.


El anión superóxido es de particular importancia porque puede actuar como oxidante o como reductor en sistemas biológicos y además da origen a otros ROS que incluyen al radical hidroxilo (OH), radical peroxilo (LOO) y radicales alkoxi (Lo).


La generación de ROS ocurre como respuesta fisiológica del organismo y es además una vía de señalización celular. En condiciones normales, la defensa antioxidante del organismo que incluye un grupo de enzimas y otros compuestos habitualmente aportados por la dieta, controlan o equilibran la formación de ROS.


El desbalance entre oxidantes y antioxidantes parece tener un papel importante en la génesis, propagación y complicaciones de ciertas enfermedades como la hipertensión, la arterosclerosis, el cáncer y la diabetes mellitus, entre otras.

Radicales libres y enfermedad cardiovascular


Los radicales libres o sus derivados son mediadores fisiológicos que incluyen las siguientes funciones: regulación del tono vascular, percepción de la presión de oxígeno, regulación de funciones que son controladas por concentración de oxígeno, así como potenciar la transducción de señales intracelulares de varios receptores de la membrana.


Otra de las funciones de los radicales libres es la de ser mediadores en la síntesis de prostaglandinas, colesterol y hormonas esteroideas.


El riesgo de sufrir cardiopatía isquémica relacionada con las concentraciones anormales de lípidos sanguíneos ha sido motivo de múltiples estudios desde la década de los setenta.


En la mayoría de los estudios se ha identificado que las concentraciones anormales del colesterol total y de las fracciones LDL y no HDL guardan una estrecha relación de manera independiente a una mayor incidencia de eventos cardiovasculares.


El infarto agudo del miocardio y en general la cardiopatía isquémica son manifestaciones de un proceso que inicia con un exceso de radicales libres, los cuales llevan a aterosclerosis cuando un radical libre sustrae en el lumen vascular un electrón a la grasa polinsaturada del colesterol LDL, el cual se oxida y da comienzo a la formación de la placa aterosclerótica y a la disfunción del endotelio vascular, lo que impide su función normal en el lecho vascular (no modula el tono vascular ni inhibe los procesos de agregación plaquetaria, adherencia de neutrófilos y proliferación celular).


El endotelio alterado genera nuevos radicales libres que acumulan a su vez moléculas de adhesión; los monocitos se adhieren al endotelio, transformándose en monocitos macrófagos, que reesterifican las LDL por medio de la enzima colesterol aciltransferasa, para evolucionar a células espumosas cargadas de grasa.


Estas células estallan y de este modo se inicia el núcleo lipídico de la placa.


Estudios realizados acerca del efecto de la peroxidación lipídica y el estado antioxidante en la aterosclerosis, han encontrado que las concentraciones bajas de antioxidantes y la peroxidación lipídica están involucrados en las fases tempranas del proceso aterosclerótico, que finalmente concluye en el infarto al miocardio.


El estrés oxidante que resulta de un desequilibrio antioxidante-prooxidante al parecer es crucial en la aterogénesis.


Fig. 1 Peroxidación de lípidos en la membrana, que permite el paso de radicales libres y calcio, lo cual provoca daño mitocondrial.



Papel de la dieta


La inclusión en la dieta de antioxidantes a través del consumo elevado de frutas y verduras parece tener un efecto positivo sobre la salud en general y en especial para la prevención y control de ECNT; sin embargo, aún se requieren estudios poblacionales bien controlados, sobre todo en el caso de fitoquímicos, para poder establecer las características y el comportamiento físicoquímico de estas moléculas, con la finalidad de establecer claramente su estructura y su papel en el organismo.


Cabe reiterar que las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) son uno de los mayores retos que enfrenta el sistema de salud.


Lo son por varios factores: el gran número de casos afectados,


1 su creciente contribución a la mortalidad general,


2 la conformación en la causa más frecuente de incapacidad prematura y la complejidad y costo elevado de su tratamiento.


3 Su emergencia como problema de salud pública ha sido resultado de cambios sociales y económicos que modificaron el estilo de vida de un gran porcentaje de la población.


4 Los determinantes de la epidemia de ECNT tuvieron su origen en el progreso y la mejoría del nivel de vida y no podrán revertirse sin un enfoque individual, social e institucional


Las ECNT son un grupo heterogéneo de padecimientos que contribuye a la mortalidad mediante diversos desenlaces (diabetes, enfermedades cardiovasculares y enfermedad vascular cerebral).


Los decesos son consecuencia de un proceso que inicia décadas antes.


5 La evolución natural de la diabetes y las enfermedades cardiovasculares puede modificarse con acciones que cambien el curso clínico de las condiciones que determinan su incidencia.


6-10 Entre ellas se encuentran el sobrepeso y la obesidad, las concentraciones anormales de los lípidos sanguíneos, la hipertensión arterial, el tabaquismo, el sedentarismo, la dieta inadecuada y el síndrome metabólico.


6 El porcentaje de la población con un peso mayor al deseable (índice de masa corporal [IMC] >25 kg/m2) aumentó 13% en el periodo de 1994 a 2000 y el cambio fue mayor (33.5%) entre los años 2000 y 2006.


La misma tendencia creciente se observó en la prevalencia del síndrome metabólico, concepto que identifica los casos con mayor riesgo de desarrollar diabetes o enfermedad cardiovascular a mediano plazo.


El porcentaje de adultos con síndrome metabólico (definido por los criterios del Programa Nacional de Educación en Colesterol17) se incrementó 27.8% entre 1994 y 2000, y 39.7% de los casos correspondió a menores de 40 años.


Los datos sugieren que la contribución a la mortalidad de las ECNT aumentará a mediano plazo.


Existe un considerable número de pruebas que sugieren que el proceso oxidativo está involucrado en el desarrollo y la expresión clínica de las enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades crónicas no trasmisibles y que los antioxidantes en la dieta pueden contribuir a la resistencia a estos padecimientos.


Estudios epidemiológicos observacionales, por ejemplo, han mostrado que consumos mayores de antioxidantes se relacionan directamente con un menor riesgo de padecer enfermedad cardiovascular.


Así, se recomienda una dieta rica en vitaminas antioxidantes A, E y C, que conllevan un efecto protector sobre la oxidación de los lípidos, actuando también en la re metilada de la homocisteína, aminoácido formado durante el metabolismo de la metionina y que promueve la trombogénesis.


La aterosclerosis (también conocida como enfermedad vascular arterioesclerótica o ASVD) es una alteración en la que una pared de la arteria se espesa o engrosa como consecuencia de la acumulación de materiales grasos como el colesterol y los triglicéridos.


Este síndrome provoca una respuesta inflamatoria crónica en las paredes de las arterias, causada en gran medida por la acumulación de leucocitos y promovido por lipoproteínas de baja densidad (LDL y triglicéridos de cadena corta, por lo general relacionados con las grasas de origen animal o las mantecas vegetales parcialmente hidrogenadas).

La placa ateromatosa tiene tres componentes:



El ateroma propiamente dicho (“nudo de gachas,” del griego Athera), que es la acumulación nodular de un material escamoso, de color amarillento en el centro de grandes placas, compuesto de macrófagos y más cercano a la luz de la arteria,


Áreas subyacentes de cristales de colesterol, y la calcificación en la base exterior de la arteria, típica de lesiones mayores o más avanzadas.


El riesgo cardiovascular está asociado habitualmente a las tres condiciones y a la estructura propia, flexibilidad y resistencia de la pared arterial, que puede ser afectada por la oxidación de los lípidos acumulados en su interior.


En tiempos recientes se ha vinculado a los productos ricos en sustancias antioxidantes de la familia de las antocianinas o por antocionaidinas, flavonoides.


Estos últimos han demostrado que funcionan como antioxidantes potentes, que previenen la oxidación de los lípidos en estas membranas arteriales, tanto en estudios in vitro como in vivo, por lo que pueden resultar útiles para reducir el riesgo de aterosclerosis y sus complicaciones cardiovasculares.


También los compuestos polifenólicos han demostrado gran capacidad para inhibir la oxidación de las fracciones de lipoproteínas de baja densidad, lo que contribuye a mejorar el perfil de lípidos o grasas en las paredes de las arterias y a disminuir el espesor de la capa de grasa en su luz interior, mientras que previene también los procesos inflamatorios relacionados con esta capa de grasa.


Por otro lado, las semillas oleaginosas, ricas en antioxidantes naturales, han mostrado beneficios cardiovasculares; tienen una concentración elevada de arginina, un aminoácido que se encuentra asociado a las proteínas y que resulta un buen auxiliar en la construcción y reparación de tejidos; también es un derivado del óxido nítrico, un vasodilatador importante.


El consumo de dietas ricas en arginina, permite que las paredes de las arterias se relajen y se vuelvan más flexibles, por lo que ante la posibilidad de la presencia de un coágulo, permiten su paso y disminuyen las posibilidades de un infarto o embolia.


Las semillas oleaginosas, contienen además grandes concentraciones de beta-sitosterol, un derivado de los fitoesteroles. Estas sustancias, emparentadas con el colesterol animal, al ser moléculas muy grandes, no se pueden absorber y pasan intactas por el torrente sanguíneo.


Han demostrado que, mientras se encuentran en el intestino, impiden la absorción del colesterol de origen animal consumido en los alimentos, por lo que tienen un impacto positivo sobre la salud cardiovascular.


Finalmente, las isoflavonas que contienen alimentos como la soya y otros productos de las leguminosas, son otros poderosos antioxidantes. Han demostrado un efecto positivo sobre la concentración de lípidos séricos, como resultado de la combinación de sus proteínas y las isoflavonas que contienen.


Diversos estudios clínicos han determinado que al sustituir las proteínas de origen animal de la dieta con proteínas de soya, se disminuyen significativamente las concentraciones de colesterol total, LDL y triglicéridos, sin afectar las concentraciones de HDL.


Estas isoflavonas, entre las que destacan la ginesteína, daidazeína y la gliecteína, se han catalogado como antioxidantes y se ha mostrado que inhiben la oxidación de los lípidos.


Referencias

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