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08 dic 2023

Uso de amoxicilina como tratamiento de primera elección en faringoamigdalitis

Dr. José Luis Castañeda Narváez

Pediatría

Pediatría

Medicina General

Medicina General

Resumen

La faringoamigdalitis (FA) constituye la causa más común de infección respiratoria superior que lleva a pacientes de todas las edades a buscar atención médica, ya sea a nivel de médicos generales o especialistas. El agente patógeno predominante en esta afección es Streptococcus pyogenes, también conocido como estreptococo betahemolítico del grupo A (EBHGA). La faringoamigdalitis genera una significativa incidencia de ausentismo escolar y laboral, motivando a los padres a acudir tanto a consultorios privados como a instituciones médicas en busca de tratamientos eficaces y rápidos.

El diagnóstico de faringoamigdalitis se establece mayormente mediante criterios clínicos, los cuales incluyen síntomas como fiebre, presencia de exudado amigdalino y adenopatía cervical anterior, entre otros. La decisión de administrar antibióticos se basa en estas manifestaciones clínicas. En este contexto, amoxicilina emerge como un antibiótico betalactámico de amplio espectro que ejerce una acción altamente efectiva contra los microorganismos responsables de la FA. Su perfil farmacocinético favorable, facilidad de dosificación y escasos efectos secundarios, además de ser un tratamiento económicamente accesible, fomentan la adherencia al régimen terapéutico y contribuyen a evitar posibles secuelas perjudiciales.

Conforme a las Guías de Prescripción específicas para la faringoamigdalitis, amoxicilina es el fármaco de elección en el manejo de esta afección.

 

Palabras clave: antibiótico, penicilina, amoxicilina, faringoamigdalitis, Streptococcus pyogenes

 

Abstract

Pharyngotonsillitis (PT) constitutes the most common cause of upper respiratory tract infection that leads patients of all ages to seek medical attention, either at the level of general practitioners or specialists. The predominant pathogen in this condition is Streptococcus pyogenes, also known as group A beta-hemolytic streptococcus (GABHS). Pharyngotonsillitis results in a significant incidence of school and work absenteeism, prompting parents to seek effective and prompt treatments, whether at private clinics or medical institutions.

The diagnosis of pharyngotonsillitis is primarily established through clinical criteria, which include symptoms such as fever, presence of tonsillar exudate, and anterior cervical lymphadenopathy, among others. The decision to administer antibiotics is based on these clinical manifestations. In this context, amoxicillin emerges as a broad-spectrum beta-lactam antibiotic that exerts highly effective action against the microorganisms responsible for PT. Its favorable pharmacokinetic profile, ease of dosing, minimal side effects, as well as its cost-effectiveness, foster adherence to the therapeutic regimen and help prevent potential harmful sequelae.

In accordance with the specific Prescription Guidelines for pharyngotonsillitis, amoxicillin is the drug of choice in managing this condition.

Keywords: antibiotic, penicillin, amoxicillin, pharyngotonsillitis, Streptococcus pyogenes

Conceptos generales

La amigdalitis se define como la inflamación del tejido amigdalino debido a infecciones, ya sean de origen viral o bacteriano. Por lo general, se manifiesta con la presencia de exudado en las amígdalas y/o inflamación de los ganglios linfáticos en el cuello.1 La faringoamigdalitis aguda (FA) representa una de las infecciones respiratorias más comunes en los entornos médicos, ya sea en la atención privada o en instituciones de salud, y constituye la principal causa reportada de infección bacteriana en las amígdalas.2 Se ha observado que es el principal factor de ausentismo, tanto en el ámbito escolar como laboral, con duraciones que oscilan entre 3 y 6 días. Aunque la etiología viral es la causa más frecuente de esta infección, los médicos prescriben antibióticos en hasta un 80% de los casos basándose en criterios clínicos en la consulta externa.1,3

La faringoamigdalitis afecta a todas las edades, desde niños hasta adultos. En los niños, su incidencia es más elevada a partir de los 3 años de edad, disminuyendo a partir de los 7 a 9 años.1,3 El periodo de incubación es agudo, con una duración de 2 a 3 días. Los pacientes experimentan un inicio abrupto de síntomas como malestar general, debilidad, dolor al tragar (odinofagia) y fiebre que oscila entre 38.5 y 40°C, que remite a las 48 a 72 horas. Además, pueden presentar escalofríos y queja de dolor al tragar, pudiendo haber o no secreción nasal mucopurulenta.3,4 Durante el examen físico, se observa hiperemia en los pilares amigdalinos, que pueden también tener pequeñas hemorragias (exudado petequial) (fig. 1). La palpación del cuello revela la presencia de inflamación de los ganglios linfáticos cervicales.3,4

Figura 1. Faringoamidalitis posterior a infección por Streptococcus pyogenes.

El diagnóstico definitivo implica la detección de estreptococo betahemolítico del grupo A (EBHGA) a través de un hisopado de exudado faríngeo, con una sensibilidad del 90 a 95%. Sin embargo, es importante señalar que este enfoque puede conllevar un inconveniente debido al tiempo necesario para obtener los resultados, que suelen estar disponibles entre 48 y 72 horas. En el caso de niños con faringitis y sin síntomas virales, se requiere la confirmación de laboratorio antes de iniciar el tratamiento antimicrobiano, dado que muchos de estos casos no estarán relacionados con EBHGA. Para esta confirmación, existen pruebas de diagnóstico rápido basadas en la detección de antígenos, que poseen una sensibilidad de 80 a 85%. Aunque estas pruebas son altamente específicas, es posible que se presenten resultados falsos negativos. No obstante, es necesario considerar su mayor costo y el hecho de que no estén al alcance de todos los médicos privados o centros hospitalarios.4,5

La faringoamigdalitis causada por EBHGA puede dar lugar a complicaciones graves no supurativas, como la fiebre reumática y la glomerulonefritis. Además, se pueden presentar complicaciones supurativas, tales como otitis media, sinusitis, abscesos periamigdalinos, abscesos retrofaríngeos y el síndrome de choque tóxico, entre otras.1,6

Tratamiento

El tratamiento de la faringoamigdalitis de origen no viral se basa en la administración de antibióticos, siendo el EBHGA uniformemente sensible a los antibióticos del grupo betalactámico, como penicilina y amoxicilina. La justificación para el uso de antibióticos radica en la mejoría de los síntomas del paciente, la reducción del periodo de contagio y, lo que es de suma importancia, la prevención de complicaciones tanto supurativas como no supurativas. Sin embargo, es esencial tener en cuenta que una prescripción excesiva de antibióticos puede conllevar a mayores efectos secundarios, el desarrollo de resistencia bacteriana y una menor adherencia al tratamiento. Por estas razones, es fundamental seguir criterios respaldados por evidencia científica y los médicos deben estar al tanto de las guías de prescripción de antibióticos para la faringoamigdalitis.7,8

Amoxicilina

Amoxicilina, una penicilina semisintética que se ha utilizado desde la década de 1970, juega un papel central en el tratamiento. Al unirse a la proteína fijadora de penicilina (PBP)1A, que es esencial en la síntesis de la pared celular bacteriana, interfiere con el peptidoglicano, lo que aumenta la permeabilidad de la pared y lleva finalmente a la lisis y muerte celular.8,9 La farmacocinética de amoxicilina es favorable, con una buena absorción por vía oral y una distribución efectiva en varios tejidos, incluyendo el oído medio, senos maxilares y amígdalas.8-10

Amoxicilina presenta numerosas ventajas, como un amplio espectro de acción contra los microorganismos grampositivos causantes de FA, así como una alta biodisponibilidad, absorción, distribución, eliminación y un costo razonable, además de un sabor agradable.8,9 A diferencia de otros antibióticos, amoxicilina no acelera la aparición de resistencia, lo que ocurre al combinarse con inhibidores de betalactamasas, en parte debido al uso excesivo de otros tipos de antibióticos como cefalosporinas, fluoroquinolonas y carbapenémicos.10

El uso de amoxicilina debe estar respaldado por el conocimiento de las Guías para la Prescripción de Antibióticos en la Faringoamigdalitis. En un estudio realizado por Cotz et al. en 2002 en España, se llevó a cabo una encuesta en diversos centros de atención primaria para determinar el tratamiento de elección en casos de faringoamigdalitis. Los resultados mostraron que amoxicilina fue el fármaco más seleccionado en primer lugar (54.6%), seguido de la combinación amoxicilina-ácido clavulánico (42.7%), macrólidos (12.6%) y cefalosporinas de segunda generación (5.6%). Un año después, un estudio analizó el tratamiento de 1716 casos de faringoamigdalitis aguda (FAA) en los servicios de urgencias de 11 hospitales españoles. En esta ocasión, amoxicilina fue el antibiótico más utilizado (33.7%), seguido de amoxicilina-ácido clavulánico (22%), cefuroxima (5.5%), penicilina (5%) y azitromicina (4%). El estudio concluyó que amoxicilina es el antibiótico de elección entre los médicos para tratar la faringoamigdalitis.11

En México, el Consejo de Salubridad General ha publicado la Guía Clínica para el diagnóstico y tratamiento de la faringoamigdalitis aguda, donde se atribuye a amoxicilina niveles de evidencia CIII, demostrando seguridad y práctica clínica adecuadas. Esta guía sugiere que amoxicilina sea considerada como primera opción en el tratamiento de la FAA causada por EBHGA.7 La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su Manual de Tratamiento de Enfermedades Infecciosas, capítulo de infecciones bacterianas pediátricas, recomienda amoxicilina a una dosis de 50 mg/kg/día por vía oral, administrada en una o dos dosis fraccionadas, como el tratamiento de elección para la faringoamigdalitis.12

En Chile, se hace la recomendación de usar amoxicilina en pacientes con faringoamigdalitis debido a su facilidad de administración, duración del tratamiento, capacidad de erradicación del agente y la ausencia de efectos secundarios importantes.13

Dosificación

Adultos: una cápsula de 500 mg o una tableta de 1 g cada 8 horas.

Niños: una cucharadita de 250 o 500 mg (5 mL) cada 8 horas. Si se prefiere la vía inyectable, administrar una inyección de 500 mg cada 8 horas.

Dosis ponderal: 40 mg/kg/día.14

Conclusión

La faringoamigdalitis constituye la principal razón de consulta para infecciones del tracto respiratorio superior tanto en niños como en adultos. El agente causal predominante es Streptococcus pyogenes, también conocido como estreptococo betahemolítico del grupo A (EBHGA). Esta afección se sitúa entre las infecciones respiratorias más comunes y conlleva un promedio de 6 días de ausencia escolar o laboral. El diagnóstico suele establecerse mayoritariamente a través de criterios clínicos como fiebre, exudado amigdalino, adenopatía cervical anterior, entre otros, lo que a menudo resulta en una prescripción excesiva de antibióticos y en una considerable cantidad de resultados falsos positivos.

Para un manejo efectivo, es crucial que el médico esté familiarizado con los criterios diagnósticos y las directrices de prescripción recomendadas en las Guías de Prescripción para la FAA. Esto permitirá un diagnóstico oportuno y un tratamiento eficaz, ayudando así a prevenir tanto complicaciones secundarias supurativas como no supurativas. En este contexto, amoxicilina emerge como una opción terapéutica de elección para el tratamiento de la FAA causada por el EBHGA. Este antibiótico ofrece ventajas significativas, como niveles de evidencia adecuados, absorción oral eficiente, escasos efectos secundarios, agradable sabor y un costo asequible, lo que en conjunto facilita la adherencia al tratamiento.

 

Referencias

  1. Rodríguez SR, González SN. Faringoamigdalitis estreptocócica y complicaciones supurativas y no supurativas. En: Infectología Clínica Pediátrica, octava edición. México: McGraw Hill, 2011:51-63.
  2. Sistema Único Automatizado para la Vigilancia Epidemiológica (SUAVE) Servicios de Salud Pública de la Ciudad de México. Dirección de Epidemiología y Medicina Preventiva, enero-marzo 2022.
  3. Coria LJ, Field CJ, Santos AM. Faringoamigdalitis. En: Castañeda NJ, Ramírez SP. Prontuario de Infectología Pediátrica, 7ª edición. México: Dirección de Fomento Educativo y Publicaciones de la Universidad Autónoma de San Luis Potosi, 2021:328-333.
  4. Academia Estadounidense de Pediatría. Infecciones por estreptococo del grupo A. En: Kimberlin DW, Barnett ED, Lynfield R, Sawyer MH (eds.). Libro Rojo: Informe 2021 del Comité de Enfermedades Infecciosas. Itasca, IL: Academia Estadounidense de Pediatría, 2021:696-707.
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  9. González SN, Saltigeral SP. Guía de Antimicrobianos, Antivirales, Antiparasitarios, Antimicóticos e Inmunomoduladores, 11ª ed. México: Trillas, 2019;24-28
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  11. Cots JA, Alos CJ, Barcena M et al. Guía clínica para el manejo de la faringoamigdalitis aguda del adulto. Farmacéuticos Comunitarios. 2015;7(1):20-31.
  12. Organización Panamericana de la Salud (OPS).  Tratamiento de las enfermedades infecciosas 2020-2022. Octava edición;56-57.
  13. Pérez R, Pavez D, Rodríguez J, Cofré J. Recomendaciones para el diagnóstico, y tratamiento etiológico de la faringoamigdalitis aguda en pacientes pediátricos. Rev Chilena Infectol. 2019;36(1):69-7.
  14. PLM. https://www.medicamentosplm.com/Home/productos/penamox_12_h_tabletas/160/101/60926/210, 2023. Consultado agosto 2023.

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