25 abr 2021
Platicaremos sobre el tipo de heridas que pueden complicarse en un paciente que sufre diabetes mellitus tipo 2. Es importante recordar que la diabetes mellitus es la primera causa de amputación no traumática en miembros inferiores. Uno de los problemas secundarios más graves, dado el efecto en la calidad de vida de los pacientes con diabetes, es la aparición de úlceras en sus pies, como consecuencia del efecto sostenido en el tiempo de dos entidades crónicas: la neuropatía periférica y la insuficiencia vascular
La prevalencia de pie diabético oscila según la edad, género y lugar de origen desde el 2.4 hasta el 5.6% de la población general
con al menos un 15% de personas con diabetes que padecerán durante su vida de úlceras en el pie
y uno hasta el 85% de los pacientes con amputaciones que han padecido previamente de una úlcera diabética en el pie.
Ahora bien, las úlceras del pie en personas con diabetes son uno de los precursores más comunes para una posible amputación, además de constituir un grave problema de salud pública, lo que conlleva un enorme costo para los sistemas de salud. También son responsables de repercusiones sociales y emocionales negativas en las personas que las padecen.
Por ello, el cuidado apropiado de las úlceras diabéticas del pie requiere un sistema de clasificación de lesiones claro y descriptivo.
Este sistema se debe utilizar para orientar al clínico hacia el tratamiento adecuado para cada lesión, además de contar con cierta capacidad de predicción acerca del pronóstico en cada caso. A lo largo de la historia reciente se han propuesto varios sistemas de clasificación de lesiones para el pie diabético. Una de éstas, ampliamente conocida, es la de Meggitt-Wagner, y consiste en la utilización de seis categorías o grados. Cada uno de estos grados describe un tipo de lesión. Los tres primeros recogen como descriptor principal la profundidad, el cuarto es un descriptor adicional de infección, y éste y el quinto incluyen la enfermedad vascular. Además, en esta clasificación se describen someramente en cada uno de los grados una serie de características que ayudan al clínico a identificar un estadiaje.
El tratamiento de estas infecciones depende del grado de clasificación en que se encuentre la herida y el manejo va desde la educación del paciente para el cuidado e higiene del pie, con la finalidad de evitar complicaciones, hasta la aplicación de diversas técnicas quirúrgicas que llegan a la misma amputación.
A partir del grado 2 debe considerarse el manejo oportuno e intensivo de la infección. Además del reposo del pie, desbridamiento y medidas generales, resulta indispensable la administración de antibióticos que cubran el espectro habitual de estas infecciones. Un buen ejemplo es moxifloxacino, una quinolona de cuarta generación que, gracias a su amplio espectro de acción, puede resultar muy útil para el manejo de esta complicación. La educación es la herramienta más importante para la prevención de las lesiones del pie en el paciente diabético. Todos deben realizar una inspección diaria de los pies y mantener una higiene y un cuidado meticulosos, implicando a un familiar cuando el grado de autonomía sea insuficiente. En caso de presentarse cualquier problema (cortes o soluciones de continuidad en la piel, uñas encarnadas, cambios de color, temperatura, sensibilidad o arquitectura del pie), éste ha de ser comentado inmediatamente con el médico tratante
Desde un inicio, es importante identificar y tratar la hiperqueratosis, fisuras y grietas de la piel, deformidades, uñas encarnadas y pie de atleta.
Preguntas de Certificación Médica General