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22 jul 2024

Contaminación ambiental y disfunción eréctil

Dr. Felipe Rojo García

Medicina General

Medicina General

Urología

Urología

Resumen

La exposición a un medioambiente nocivo puede tener repercusiones en varios ámbitos del ser humano, tanto físicas como psicológicas y sociales. Una de estas consecuencias negativas, que a pesar de seguir investigándose con mayor detalle hasta nuestros días no es concluyente, es la disfunción eréctil y la alteración comprobada que hay sobre la salud reproductiva. La disfunción eréctil, en la cual se sabe participan alteraciones orgánicas, sobre todo de tipo vascular y neurógenas, es una entidad multifactorial en la que el medioambiente puede complicar aún más un cuadro establecido o ser directamente el causal del trastorno. Posiblemente pueda estar relacionada con otras exposiciones, como la contaminación del aire exterior, la radiación ionizante, los desechos peligrosos y la exposición en interiores a daños por moho o agua. El efecto nocivo de muchas de estas exposiciones tóxicas factiblemente pueda empeorar en forma sinérgica por otras exposiciones tóxicas, estrés psicológico, problemas nutricionales o genéticos u otras afecciones médicas comórbidas.

Palabras clave: medioambiente, disfunción eréctil, comorbilidades, tadalafil

 

Abstract

Exposure to a harmful environment can have repercussions in various areas of the human being, both physical, psychological and social. One of these negative consequences, which despite continuing to be investigated in greater detail to this day is not conclusive, is erectile dysfunction and the proven alteration it has on reproductive health. Erectile dysfunction, in which organic alterations are known to participate, especially of a vascular and neurogenic type, is a multifactorial entity in which the environment can further complicate an established condition or be directly the cause of the disorder. It may possibly be related to other exposures, such as outdoor air pollution, ionizing radiation, hazardous waste, and indoor exposure to mold or water damage. The harmful effect of many of these toxic exposures may possibly be worsened synergistically by other toxic exposures, psychological stress, nutritional or genetic problems, or other comorbid medical conditions.

Keywords: environment, erectile dysfunction, comorbidities, tadalafil

 

Introducción

Desde el año de 1974, Marc Lalonde, ministro de sanidad canadiense, afirmó que el nivel de salud de una comunidad está influenciado por cuatro grandes grupos de determinantes, entre los cuales se encuentra el medioambiente. Este último influye a través de cuatro aspectos fundamentales: la contaminación física, química (esta última es especialmente enfatizada debido a su mayor efecto nocivo), biológica, psicosocial y sociocultural. Una de sus repercusiones, que también se analiza aquí, es la relacionada con la salud sexual y reproductiva del individuo.1

La disfunción eréctil (DE) se describe como la incapacidad de conseguir o mantener una erección lo suficientemente firme para tener una relación sexual. Esto puede incluir la incapacidad completa para lograr una erección, la inconsistencia en lograrla o la capacidad de mantener erecciones solo durante periodos breves.2

Según los National Institutes of Health (NIH), alrededor de 30 millones de hombres en Estados Unidos padecen DE. La frecuencia de esta condición aumenta con la edad: aproximadamente el 4% de los hombres en sus 50 y tantos años y alrededor del 17% de los hombres en sus 60 y tantos años experimentan una incapacidad total para conseguir una erección. Esta cifra sube al 47% en hombres mayores de 75 años. No obstante, la DE no es una consecuencia inevitable del envejecimiento y puede tratarse a cualquier edad.2

La DE tiene un impacto considerable sobre la calidad de vida, habiéndose relacionado hoy con diversas condiciones psicológicas y fisiológicas subyacentes, como depresión, diabetes mellitus tipo 1 y tipo 2, uso de medicamentos y enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, la disfunción eréctil a menudo no se trata y solo el 10% de los hombres con disfunción eréctil reciben tratamiento.3

Anatomía

El pene contiene dos cámaras llamadas cuerpos cavernosos que recorren toda su extensión (fig. 1). Estas cámaras están formadas por un tejido esponjoso rodeado por una membrana llamada túnica albugínea. El tejido esponjoso contiene músculos lisos, tejido fibroso, espacios, venas y arterias. La uretra corre a lo largo de la parte inferior del pene y está rodeada por el cuerpo esponjoso.2

Figura 1. Anatomía del pene.

 

La erección se inicia con la estimulación mental, sensorial o ambas. Los impulsos del cerebro y los nervios locales provocan la relajación de los músculos en los cuerpos cavernosos, permitiendo que la sangre fluya y llene los espacios. La presión de la sangre en los cuerpos cavernosos hace que el pene se expanda. La túnica albugínea ayuda a mantener la erección al atrapar la sangre dentro de los cuerpos cavernosos. Cuando los músculos del pene se contraen, se interrumpe la entrada de sangre y se permite su salida a través de las venas, revirtiendo así la erección.2

 

Disfunción eréctil 

La fisiología de la erección como campo científico ha evolucionado enormemente durante las últimas 2 décadas de diversas maneras. En términos de parámetros de riesgo y conceptos fisiopatológicos asociados con la disfunción eréctil, ahora se ha llegado a considerar que el trastorno tiene una etiología principalmente orgánica y se asocia en la mayoría de los casos con afecciones físicas o médicas identificables. Los factores de riesgo reconocidos en la actualidad incluyen estados patológicos clínicos, traumatismos en la región pélvica o genital, intervenciones yatrógenas (médicas y quirúrgicas) e incluso estilos de vida o elementos de comportamiento autoimpuestos. Las consideraciones para este último incluyen la inactividad física, hábitos alimentarios poco saludables, abuso del consumo de alcohol y tabaquismo activo. Un concepto relativamente nuevo en la determinación de los posibles factores de riesgo de la disfunción eréctil es la posibilidad de que la exposición a sustancias biológicas o químicas nocivas existentes en el entorno constituya una base patogénica para esta disfunción sexual.4

La DE es un proceso neurovascular complejo influenciado por hormonas e involucra múltiples vías dentro del cuerpo. Es un predictor de enfermedad cardiovascular oculta y subclínica que a menudo ocurre entre 3 y 5 años después del diagnóstico de la DE. Teniendo esto en cuenta, no es sorprendente que se haya demostrado que la DE comparte una serie de factores de riesgo con la enfermedad cardiovascular, incluido el flujo sanguíneo restringido y el compromiso vascular con disfunción endotelial tanto a nivel macro como microvascular.3

También es posible que la DE comparta otros factores de riesgo con la enfermedad cardiovascular, incluidos los contaminantes del aire como las partículas finas (PM2.5; partículas con diámetros aerodinámicos ≤2.5 μm). Se ha demostrado sistemáticamente que las PM2.5 en particular están fuertemente asociadas con la morbilidad y mortalidad cardiovascular. Se cree que las vías biológicas a través de las cuales las PM2.5 provocan daños cardiovasculares se producen principalmente debido a inflamación y estrés oxidativo, lo que conduce a una disfunción de las células endoteliales y vasculares sistémicas. Sin embargo, aún se desconoce si los impactos de las PM2.5 sobre la disfunción vascular sistémica también provocan disfunción eréctil.3

Algunos metaanálisis han informado que la disfunción eréctil se relaciona con un riesgo significativamente mayor de muchas otras afecciones de salud graves, que incluyen: (1) procesos de mortalidad por todas las causas (RR = 1.24, IC del 95%: 1.11-1.59, p <0.001, 7 estudios con 111,460 sujetos), (2) enfermedad cardiovascular (RR=1.450, IC del 95%: 1.361-1.546, p< 0.001, 4 estudios con 91,831 sujetos) y (3) depresión (RR=2.92, IC del 95%: 2.3-3.60, p<0.001, 6 estudios con 22,257 sujetos.5

La American Heart Association (AHA) ha concluido que un aumento de las partículas finas de 10 mg/m3 durante un periodo de 24 horas se relaciona a corto plazo con un aumento del 0.31% en la morbilidad y mortalidad cardiopulmonares. Un incremento de 10 mg/m3 en la exposición media anual de PM2.5 se ha correlacionado con un aumento del 6% a largo plazo de mortalidad cardiopulmonar. Algunos grupos son más afectados por la contaminación del aire, como las comunidades de bajo nivel socioeconómico, los de edad avanzada y aquellos que presentan otras enfermedades preexistentes.6

Otra etiología postulada sobre la causa de la DE es la neurógena. A nivel supraespinal, diversas estructuras, como el área preóptica medial, la porción parvocelular del núcleo paraventricular del hipotálamo, el núcleo paragigantocelular del mesencéfalo y el núcleo medial de la amígdala, participan en el control de la erección mediante una acción directa sobre la médula espinal o integrando sensaciones con cogniciones, fantasías, memorias y otros estímulos.7

Es probable que diferentes áreas del cerebro contribuyan al desarrollo de la respuesta sexual en diversos contextos, algunos de los cuales no tienen contenido sexual relevante. De este modo, la respuesta sexual podría reflejar en cada contexto la combinación única de varios núcleos encefálicos y cada núcleo podría tener un papel en la génesis de la erección en distintos escenarios. Además, la actividad de cada núcleo podría depender de la información recibida tanto de la periferia como de otros núcleos centrales, así como de su entorno hormonal.7

Por otra parte, el concepto de disfunción eréctil ambiental no es irracional. La sospecha de que las exposiciones ambientales u ocupacionales puedan afectar la función sexual se asemeja a las preocupaciones generalizadas sobre posibles efectos adversos para la salud del tabaquismo y el consumo de alcohol sobre la función eréctil detalladas en los informes del United States Surgeon General y la Junta de Ciencia y Educación y Recursos para el Control del Tabaco de la Asociación Médica Británica. Además, la premisa de que las exposiciones ambientales constituyen una base patogénica para la disfunción eréctil es análoga a las perspectivas en el campo de la función reproductiva masculina que sugieren que ciertos pesticidas, solventes y agentes químicos relacionados pueden afectar la fertilidad.4

El humo del tabaco (tanto en fumadores activos como en fumadores pasivos o “de segunda mano”) contiene altas concentraciones de partículas de menos de 2.5 micrones (PM2.5) y monóxido de carbono, así como concentraciones más pequeñas de nicotina y más de otras 7,000 sustancias químicas, incluidas al menos 79 cancerígenas como el benzo (a) pireno. Se cree que los mecanismos por los cuales el tabaquismo puede dañar la disfunción eréctil involucran varios factores, como el daño a las células de los vasos sanguíneos endoteliales, la reducción de la disponibilidad de óxido nítrico (NO), el aumento de la coagulación sanguínea, la microcirculación reducida y el aumento del daño oxidativo.5

Muchos estudios epidemiológicos importantes han relacionado el tabaquismo activo y pasivo con tasas mucho más altas de disfunción eréctil. Un metaanálisis de 2013 de nueve estudios publicados que involucraron a 28,586 hombres informó un riesgo significativamente mayor del 51% de DE en fumadores en comparación con no fumadores (OR 1.51, IC del 95%: 1.34-1.71). Un metaanálisis de 2014 de 10 estudios y 50,360 hombres también informó que cada 10 cigarrillos fumados por día se asociaban con un riesgo significativamente mayor del 14% de disfunción eréctil (OR 1.14; IC del 95%: 1.10 a 1.09). Un estudio de 2,309 hombres en el área de Boston informó que los hombres que nunca fumaron pero que estuvieron expuestos al humo de segunda mano tuvieron un aumento estadísticamente significativo del 33% de disfunción eréctil (OR = 1.33, IC del 95 %: 0.69-2.55).5

 

Influencia sobre la salud reproductiva

Los elementos relacionados con la contaminación en el hombre no solo afectan su capacidad sexual, sino también la reproductiva, y esto afecta a ambos géneros. El desarrollo del sistema reproductivo masculino depende de que el feto produzca suficientes cantidades de andrógenos, como la testosterona, la dihidrotestosterona, la hormona antimuleriana y la hormona similar a la insulina. La hormona antimuleriana evita el desarrollo de tejidos que de otro modo se convertirían en el sistema reproductivo femenino. Las otras hormonas llevan a que los tejidos restantes se transformen en el sistema reproductor masculino. La testosterona es fundamental para el desarrollo del sistema de conductos que transportan el esperma. También constituye la materia prima para la producción de dihidrotestosterona, que es fundamental en el desarrollo del pene, el escroto y la próstata, y que, junto con la hormona similar a la insulina, permite el descenso de los testículos al escroto.8

La exposición a diversas sustancias químicas puede causar efectos sobre la salud reproductiva masculina al interferir en la producción y comunicación hormonal, al alterar la programación de la expresión genética o al dañar o destruir células vitales, por nombrar alguno de los mecanismos. Esos efectos ocasionados abarcan desde trastornos sutiles en la producción de esperma hasta malformaciones o enfermedades obvias de los órganos reproductivos masculinos.8

Por ejemplo, se ha demostrado que los individuos expuestos a metales pesados, como el plomo (Pb), presentan daño en su ADN y una calidad espermática deficiente, con diversas anomalías en la evaluación de la calidad seminal o una combinación de estas. Por esta razón, es imperativo y prioritario establecer con claridad la asociación entre el efecto del Pb sobre células que inician el proceso espermatogénico, así como en los parámetros de la calidad reproductiva.9

No debe obviarse que incluso la exposición a diversos contaminantes ambientales durante la etapa prenatal o en los primeros momentos de la vida, incluyendo aquellos presentes en los alimentos, provoca cambios irreversibles que influyen en el estado de salud en la adultez y la vejez. Muchas de las enfermedades que se manifiestan en estas etapas de la vida se originan durante los primeros periodos, debido a la acción de contaminantes ambientales o a la presencia de compuestos activos en las dietas preferidas de las madres durante el embarazo.10

 

Panorama actual de la disfunción eréctil

La DE, a través de la historia, siempre ha sido un trastorno que implica diversas situaciones negativas para la salud física y psicológica del hombre. En primera instancia, si se detecta que puede haber factores ambientales que puedan ocasionar el problema, deben ser evitados o suprimidos en forma total.

El enfoque actual del problema es que debe manejarse con opciones de menos a más invasivas. Pequeños cambios en el estilo de vida pueden solucionar la situación. Dejar de fumar, reducir el consumo de alcohol, perder peso y aumentar la actividad física puede ayudar a algunos hombres a recuperar su función sexual. Luego, se considera el reducir o reemplazar ciertos medicamentos que puedan ser la causa de la DE. Por ejemplo, si el paciente piensa que algún medicamento para la presión arterial le está causando problemas con la erección, debe comentarlo con su médico y consultar si puede probar una clase diferente de medicamento para la presión arterial.2

Si están indicadas, se consideran a continuación las modificaciones de la conducta y la psicoterapia en pacientes seleccionados, seguidas por medicamentos por vía oral, dispositivos de vacío y dispositivos implantados quirúrgicamente. En casos raros, podría considerarse la cirugía en venas o arterias.2

Dentro de los medicamentos que se administran por vía oral destinados al manejo de la DE, destacan los inhibidores de la fosfodiesterasa, como tadalafil. Tomados 1 hora antes de la actividad sexual, estos medicamentos funcionan aumentando los efectos del óxido nítrico, un agente químico que relaja los músculos lisos del pene durante la estimulación sexual y permite un aumento del flujo sanguíneo.2

 

Comentarios

Los distintos análisis que se han realizado acerca de la posible relación entre las exposiciones ambientales y la disfunción eréctil sugiere la posibilidad de una asociación de riesgo. Actualmente existe suficiente información intrigante como para plantear una fuerte consideración sobre esta posibilidad. El entusiasmo de esta asociación de riesgo sigue líneas de pensamiento emergentes de que la disfunción eréctil es un problema de salud pública asociado con varios factores de riesgo potenciales. La consideración de que la exposición a sustancias químicas ambientales puede contribuir a la disfunción eréctil subraya la posible importancia para la salud pública de la disfunción eréctil en general.4

Muchas exposiciones tóxicas se han relacionado con la disfunción eréctil, incluido el tabaquismo activo y pasivo, el tabaquismo de cannabis, la exposición a disolventes, pesticidas, sustancias químicas que alteran el sistema endocrino, metales pesados y sustancias químicas tóxicas. La disfunción eréctil posiblemente pueda estar relacionada con otras exposiciones, como la contaminación del aire exterior, la radiación ionizante, los desechos peligrosos y la exposición en interiores a daños por moho o agua. El efecto nocivo de muchas de estas exposiciones tóxicas posiblemente pueda empeorar sinérgicamente por otras exposiciones tóxicas, estrés psicológico, problemas nutricionales o genéticos u otras afecciones médicas comórbidas.5

Se han encontrado asociaciones positivas entre las concentraciones ambientales recientes de PM2.5 a largo plazo y la DE que no alcanzaron significación estadística nominal. Las asociaciones fueron más fuertes para los promedios móviles de exposición a más largo plazo. Si la relación entre PM2.5 y la DE incidente realmente existe, parece prudente limitar la exposición a PM2.5, ya que puede disminuirse el número de casos incidentes de DE en hombres mayores, una condición común que afecta a un número cada vez mayor de pacientes.3

Sin embargo, el alcance actual de la evidencia sigue siendo insuficiente para establecer una asociación causal directa. Definitivamente se requiere más investigación científica. Áreas específicas de estudio incluirían estudios observacionales adicionales, en particular aquellos que tengan un diseño longitudinal y que apliquen evaluaciones rigurosas de resultados, así como estudios científicos básicos que definan mecanismos biológicos para la asociación de riesgos. Mientras tanto, en lo que se realizan más investigaciones y recomendaciones basadas en evidencia sobre este posible riesgo para la salud, es posible que las personas deseen limitar la exposición ambiental a agentes químicos con efectos tóxicos que pueden ser peligrosos para la salud eréctil.4

 

 

Referencias

1.

Estrada A, Gallo M, Núñez E. Contaminación ambiental, su influencia en el ser humano, en especial: el sistema reproductor femenino. Universidad y Sociedad. 2016;8(3):80-86.

2.

National Institutes of Health. Disfunción eréctil. Información de trastornos. Bethesda, MD: NIH, US Department of Health and Human Services; 2009.

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Tallon L, Manjourides J, Pun V, Mittleman M, Kioumourtzoglou M, Coull B, et al. Erectile dysfunction and exposure to ambient Air pollution in a nationally representative cohort of older Men. Environmental Health. 2017;16(12):1-9.

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Burnett A. Environmental Erectile Dysfunction: Can the Environment Really Be Hazardous to Your Erectile Health? Journal of Andrology. 2008;29(3):229-236.

5.

Curtis L. Environmental Exposures and Erectile Health. Ann Mens Health Wellness. 2024;4(1):1-7.

6.

González Hernández G. Los problemas ambientales y su relación con las enfermedades cardiovasculares. CorSalud. 2013;5(4):396-400.

7.

Valles C, Fernández J, Escal S, Fernández-González F. Etiología neurógena en pacientes con disfunción eréctil. Arch Esp Urol. 2008;61(3):403-411.

8.

UCSF. Forjando nuestro legado: la salud reproductiva y el medio ambiente. Program on Reproductive Health and the Environment. San Francisco, CA: University of California, Department of Obstetrics, Gynecology and Reproductive Sciences; 2021.

9.

Morán Martínez J. La contaminación ambiental y ocupacional por plomo y sus efectos en la salud reproductiva masculina. Evidencia de daño al ADN. Revista Iberoamericana de las Ciencias de la Salud. 2012;1(2).

10.

Tchernitchin A, Mena M. Efectos diferidos de contaminantes ambientales y otros agentes en salud reproductiva y sexualidad: un desafío pendiente de la toxicología de la reproducción para la salud de las futuras generaciones. Cuad Med Soc (Chile). 2006;46(3):176-194.

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