Resumen
En todo el mundo, y México no es excepción, las infecciones respiratorias representan un causal importante de morbimortalidad, sobre todo entre la población de niños menores y los adultos mayores de 65 años. Esta situación se ve agudizada durante los meses en los que las temperaturas bajas son comunes debido a varios fenómenos fisiológicos que se presentan en tales condiciones. Otro factor que agrava el ambiente propicio para el desarrollo de las infecciones respiratorias, además del clima invernal, es la contaminación atmosférica. La etiología más frecuente de estas infecciones obedece a virus y con menor frecuencia a bacterias. Dentro de los primeros, destacan el virus sincitial respiratorio, virus influenza, virus parainfluenza (VPI) y metapneumovirus humano. Si bien las bacterias son agentes causales importantes, dado que los virus predominan en frecuencia, la prescripción de antibióticos debe reservarse a la confirmación de la presencia de bacterias, prescribiendo entonces un antibiótico específico. Para el manejo general de estas alteraciones, un coadyuvante sintomático útil es un antiséptico bucofaríngeo. Existe en el mercado una solución electrolizada de superoxidación con pH neutro y especies activas de cloro y oxígeno al 0.0015% que permite buenos resultados para el control y erradicación de estas infecciones.
Palabras clave
: infecciones respiratorias, virus, bacterias, antiséptico bucofaríngeo
Abstract
Throughout the world, and Mexico is no exception, respiratory infections represent an important cause of morbidity and mortality, especially among the population of younger children and adults over 65 years of age. This situation is exacerbated during the months in which low temperatures are common, due to several physiological phenomena that occur in such conditions. Another factor that aggravates the environment conducive to the development of respiratory infections, in addition to winter weather, is air pollution. The most frequent etiology of these infections is viruses and less frequently bacteria. Among the former, the respiratory syncytial virus, influenza virus, parainfluenza virus (IPV), and human metapneumovirus stand out. Although bacteria are important causative agents, considering viruses predominate in frequency, the prescription of antibiotics should be reserved for confirmation of the presence of bacteria, then prescribing a specific antibiotic. For the general management of these alterations, a useful symptomatic adjuvant is an oropharyngeal antiseptic. There is an electrolyzed superoxidation solution on the market with a neutral pH and active species of chlorine and oxygen at 0.0015%, which allows good results for the control and eradication of these infections.
Keywords
: respiratory infections, viruses, bacteria, oropharyngeal antiseptic
Introducción
Las enfermedades del sistema respiratorio representan una de las primeras causas de atención médica en todo el mundo, tanto en la consulta ambulatoria como a nivel hospitalario, y se ubican dentro de las primeras causas de mortalidad. Estas alteraciones afectan a toda la población, pero fundamentalmente a los menores de 5 años y a las personas de 65 años y más.
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Una proporción importante de las consultas, hospitalizaciones y muertes por enfermedades del sistema respiratorio es de origen infeccioso y, entre ellas, la neumonía, la enfermedad tipo influenza y la bronquiolitis son las enfermedades respiratorias de mayor frecuencia y gravedad. Junto a otras enfermedades respiratorias de origen infeccioso como la otitis, la faringitis y la bronquitis, se engloban en el grupo de infecciones respiratorias agudas (IRA) que representan la primera causa de consulta a los servicios de salud.
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En esta revisión presentamos algunas de estas patologías.
Repercusión epidemiológica
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que cada año las infecciones respiratorias agudas (IRA) ocasionan la muerte de 4.3 millones de niños menores de 5 años, lo que representa el 30% del total de defunciones anuales de la población pediátrica en todo el mundo. En este sentido, se calcula que cada año la neumonía es causal de alrededor de 1.2 millones de defunciones entre niños, lo que incluso es mayor al número registrado para el síndrome de inmunodeficiencia adquirida y el paludismo.
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En nuestro país, las enfermedades respiratorias también han ocupado un lugar importante dentro de las estadísticas epidemiológicas. Por ejemplo, dentro de las veinte principales causas de mortalidad en México se encuentra la EPOC, que causó 18,532 defunciones en 2012, mientras que la bronquitis crónica, enfisema y asma, en conjunto, fueron responsables de 5,712 muertes, con una tasa de mortalidad de 4.42 por 100 mil habitantes. Por su parte, la influenza fue causal de 352 defunciones, representando el 1% del total de casos de muerte en el mismo año.
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En México, el mayor impacto de las heladas y bajas temperaturas se registra entre los meses de noviembre y enero. Es en esta temporada donde las autoridades sanitarias sugieren a la población que se proteja, conociendo y aplicando las medidas de prevención para evitar la afectación a la salud. Una de las consecuencias es el aumento sustancial de las enfermedades respiratorias en la población. Se ha señalado que los estados con mayor afectación por heladas son Baja California, Chihuahua, Ciudad de México, Durango, Hidalgo, Estado de México, Michoacán, Morelos, Puebla, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas.
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Etiología
Los virus respiratorios son causa frecuente de infecciones respiratorias agudas graves en niños menores de 5 años. Una revisión sistemática evidenció que se identificó una etiología viral en el 50.4% de las IRA graves, variando entre 48.7% en neumonías y 66.3% en bronquiolitis. Entre los diferentes virus respiratorios identificados se ha establecido una fuerte asociación etiológica con el virus sincitial respiratorio (VSR,
fig. 1
), virus influenza, virus parainfluenza (VPI) y metapneumovirus humano.
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Un estudio realizado en Chile encontró que 17.5% de los casos analizados (adultos) correspondió a bronquitis causada por
Mycoplasma pneumoniae
y
Chlamydya pneumoniae
. Este dato confirmó que, en humanos, las infecciones respiratorias causadas por
Mycoplasma pneumoniae
constituyen eventos infecciosos de gran incidencia a nivel internacional, principalmente entre esta población. Las infecciones por
Mycoplasma pneumoniae
pueden producir diversos síntomas respiratorios, siendo el cuadro más frecuente la traqueobronquitis y el más importante la neumonía atípica. Ambos microorganismos juegan un rol importante como agentes causales de infecciones del tracto respiratorio y se han asociado con infecciones de la vía respiratoria superior y sibilancias (broncoespasmo), principalmente en niños menores de 5 años.
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Entre los principales factores de riesgo relacionados con la neumonía en niños se ha enlistado la falta de inmunización, malnutrición, hacinamiento, falta de lactancia materna y el hecho de pertenecer a clases socioeconómicas desprotegidas, mientras que en los adultos se señalan la calidad de vida previa (muy relacionada con el hacinamiento), el tabaquismo, alcoholismo y la posible comorbilidad.
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Otro factor que agrava el ambiente propicio para el desarrollo de las infecciones respiratorias, además del clima invernal, es la contaminación atmosférica. En la ciudad de México, los estudios sobre consultas a urgencias son muy pocos; sin embargo, el trabajo realizado por Téllez-Rojo
et al.
en 1995 con niños menores de 15 años encontró que por cada 50 ppb (partes por billón) de incremento en la concentración horaria máxima de ozono se ocasiona un aumento en las visitas a urgencias por IRA de 9.9% en el día posterior y de hasta 30% al quinto día de exposición acumulada de tal contaminante.
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Por otro lado, algunos estudios han señalado que las partículas de diámetro £10 µm (PM
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) están relacionadas con problemas respiratorios agudos. Montealegre
et al.
analizaron registros de hospitales en Puerto Rico, entre 1987 y 1989, y encontraron una correlación entre la admisión hospitalaria por crisis de asma y las concentraciones de PM
10
. Estudios más recientes que utilizaron diseños transversales han encontrado riesgos relativos de hasta 1.4 para exacerbación de asma en niños relacionados con contaminación por PM
10
. Incluso se ha relacionado a estas partículas con problemas de mortalidad por enfermedades respiratorias.
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Resfriado común
Los rinovirus están presentes todo el año y se les implica con mayor frecuencia en el resfriado común, aunque predominan al inicio del otoño y al final de la primavera. Estos virus se replican sobre todo a las temperaturas relativamente bajas del tracto superior. El coronavirus y el virus sincitial respiratorio son, asimismo, causales frecuentes de resfriado común. También son agentes etiológicos, aunque más raramente, adenovirus, enterovirus, influenza y parainfluenza. El VSR, influenza y parainfluenza predominan en invierno. Muy ocasionalmente, infecciones no virales producidas por bacterias pueden presentar una sintomatología indistinguible del resfriado común en las fases iniciales.
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Las células epiteliales del tracto respiratorio superior son invadidas por el virus, lo que provoca la liberación de mediadores de la inflamación que incrementan la permeabilidad vascular y, como consecuencia, producen edema y obstrucción nasal. En caso de que exista hiperreactividad bronquial o asma previos, se produce broncoconstricción. El virus, además, altera los mecanismos de aclaramiento mucociliar, provocando destrucción de cilios de hasta 6 semanas de duración. El frío contribuye a la etiología del resfriado común. Y así, la rinitis vasomotora que se produce como reacción al frío favorece cierta atonía en el aclaramiento mucociliar del epitelio respiratorio, lo que supone puede facilitar la colonización de la mucosa por virus respiratorios.
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Nasofaringitis
La nasofaringitis aguda es la enfermedad infecciosa más frecuente en la infancia y su importancia radica en las posibles complicaciones en que puede derivar: otitis y sinusitis. Aunque es más frecuente en niños pequeños, afecta a cualquier grupo de edad. El contagio tiene lugar por vía aérea o por contacto directo con secreciones infectadas. Comúnmente la nasofaringitis obedece a rinovirus (30 a 35%), coronavirus (10%), parainfluenza, VSR, influenza y adenovirus (15%), así como enterovirus (5%). Las bacterias son menos frecuentes y, en términos generales, infectan la nasofaringe de forma secundaria:
Streptococcus
del grupo A,
Streptococcus pneumoniae, Mycoplasma pneumoniae, Neisseria meningitidis
y
Neisseria gonorrhoeae
. Tras un tiempo de incubación de 24 a 48 horas, aparecen síntomas como la rinorrea serosa, obstrucción nasal, molestias faríngeas, estornudos y cierto grado de hiperemia conjuntival y lagrimeo. El 50% de los casos presenta fiebre y un 25% de los casos refiere mialgias. La sintomatología puede durar hasta 1 semana, aunque la rinorrea puede persistir incluso 2 semanas y la tos hasta 4 semanas.
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Adenoiditis
La infección viral de la nasofaringe favorece la invasión de los tejidos por microorganismos patógenos inactivos que originan complicaciones bacterianas como sinusitis, otitis o adenoiditis. Las infecciones repetidas de la rinofaringe dan lugar a una hipertrofia del tejido adenoideo. Esta hipertrofia aumenta durante la infección y tras la resolución de esta, las adenoides recuperan su tamaño. De no ser así, la hipertrofia se vuelve crónica, ya que esta obstaculiza la ventilación con acumulación de secreciones y la aparición de una infección. Las bacterias que con mayor frecuencia originan adenoiditis son:
Streptococcus
del grupo A,
Streptococcus pneumoniae, Moraxella catarrhalis
y
Haemophilus influenzae
. La adenoiditis se manifiesta como rinorrea purulenta, fiebre (en ocasiones elevada), otalgia e incluso otitis supurada.
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Faringoamigdalitis
La faringoamigdalitis, que consiste en una inflamación de las membranas orofaríngeas y amígdalas palatinas, habitualmente cursa en forma benigna. En términos generales, las faringoamigdalitis agudas pediátricas son producidas por virus. Es una enfermedad aguda autolimitada, con una duración de 4 a 10 días en caso de etiología viral y un tiempo algo más prolongado si el microorganismo causal es el estreptococo del grupo A o si la enfermedad no es tratada. Los virus más comúnmente involucrados son adenovirus, parainfluenza, virus de Epstein-Barr y Coxsackie que, tras penetrar por vía oral o respiratoria, se asientan en la faringe y ganglios linfáticos regionales. En las faringoamigdalitis bacterianas, el microorganismo más comúnmente implicado es el estreptococo ß-hemolítico del grupo A. Las manifestaciones clínicas varían en función del agente causal.
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Bronquitis aguda
La bronquitis o traqueobronquitis aguda consiste en una inflamación transitoria de la tráquea y los bronquios principales, por lo general relacionada con infecciones del tracto respiratorio causadas por virus en un 90% aproximadamente (influenza A y B, parainfluenza, VRS, coronavirus y rinovirus). La manifestación clínica principal y en ocasiones única es la tos, que inicia al cabo de 3 a 4 días, con síntomas típicos de una infección de vías respiratorias altas. La tos, en un principio seca, se vuelve productiva en unos días y con frecuencia se torna purulenta debido a la acumulación de leucocitos. Puede cursar en accesos y acompañarse de vómito y dolor referido en el área traqueal/esternal. En el caso de que aparezca una sobreinfección bacteriana secundaria se manifiesta con fiebre y abundantes secreciones en el tracto respiratorio. Los síntomas se resuelven en un máximo de 2 a 3 semanas.
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Manejo clínico
En las bronquitis agudas, y en general en las infecciones respiratorias agudas señaladas en esta revisión, resulta suficiente el tratamiento sintomático debido a que en su mayoría estos trastornos tienen una etiología viral, sobre todo en los niños.
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En los casos en que se confirma la presencia de bacterias, dentro de lo posible debe determinarse específicamente el agente causal y prescribir el antibiótico pertinente.
Un coadyuvante en el tratamiento sintomático es un antiséptico bucofaríngeo. Existe en el mercado una solución electrolizada de superoxidación con pH neutro y especies activas de cloro y oxígeno al 0.0015%. Esta solución inactiva virus al contacto por rotura de enlaces y desnaturalización de componentes estructurales de envolturas y cápsides, evitando su entrada a la célula huésped, previniendo la infección. En contacto con bacterias, hongos y esporas, induce daño oxidante al depredar electrones de sus estructuras externas, causando rotura de enlaces químicos, extravasado del contenido intracelular y lisis osmótica, desencadenando desequilibrio en los procesos vitales del microorganismo y su inactivación. Adicionalmente, el daño ocasionado sobre la superficie del patógeno puede permitir la entrada de las especies activas de cloro y oxígeno, que oxidan estructuras y sustratos internos, coadyuvando a su eliminación.
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Los antibióticos tienen indicaciones precisas, como es el caso de las infecciones bacterianas que se señalaron anteriormente. Sin embargo, debe insistirse que su prescripción debe limitarse a los casos específicos en que se requieran, evitando de este modo el surgimiento de resistencias y otro tipo de complicaciones.
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