12 sep 2024
Resumen
Se ha calculado que la incidencia de la bronquitis aguda, a nivel global, es de 4.7 por cada 100 pacientes al año, lo cual la convierte en una alteración muy frecuente que demanda un nivel de atención clínica elevado. Su etiología es predominantemente viral, aunque también participan bacterias como Haemophilus influenzae. Esta alteración afecta principalmente al árbol bronquial, causando irritación, inflamación y un aumento en la producción de moco. Durante la fase aguda se encuentran síntomas sistémicos como fiebre, dolores musculares y malestar general. Los episodios repetidos pueden indicar la presencia de asma subyacente. Para el tratamiento se han sugerido enfoques farmacológicos y no farmacológicos, destacando la recomendación de Pelargonium sidoides, que actúa favorablemente tanto en casos de etiología viral como bacteriana.
Palabras clave: bronquitis aguda, recurrencia, asma, virus, bacterias
Abstract
The incidence of acute bronchitis has been estimated to be 4.7 per 100 patients per year globally, making it a very common disorder that requires a high level of clinical care. Its etiology is predominantly viral, although bacteria such as Haemophilus influenzae also participate. This disorder mainly affects the bronchial tree, causing irritation, inflammation and an increase in mucus production. During the acute phase, systemic symptoms such as fever, muscle pain and general malaise are found. Repeated episodes may indicate the presence of underlying asthma. Pharmacological and non-pharmacological approaches have been suggested for treatment, highlighting the recommendation of Pelargonium sidoides, which acts favorably in cases of both viral and bacterial etiology.
Keywords: acute bronchitis, recurrence, asthma, virus, bacteria
Introducción
La tos es la causa más frecuente de consultas ambulatorias relacionadas con enfermedades y representa 2.7 millones de consultas ambulatorias y más de 4 millones de consultas en urgencias al año. En este contexto, la bronquitis aguda (BA) es un diagnóstico clínico que se caracteriza por la presencia de tos aguda, con o sin producción de esputo, y signos de infección de las vías respiratorias inferiores en ausencia de una neumopatía crónica, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, o una causa identificable, como neumonía o sinusitis.1
De los pacientes que consultan a su médico por tos, el 70% recibe un diagnóstico de infección respiratoria de vías altas, el 6% de asma y el 5% de neumonía. Por lo tanto, el objetivo principal del diagnóstico es excluir la posibilidad de neumonía. Debe considerarse que la incidencia de la bronquitis aguda se ha calculado en 4.7 por cada 100 pacientes al año.2
En los niños, la bronquitis aguda habitualmente tiene una causa viral y su evolución es autolimitada. La bronquitis crónica ocurre en niños con enfermedades respiratorias subyacentes y cabe señalar que la bronquitis bacteriana persistente es una causa significativa de tos prolongada.3
Etiología
Más del 90% de los casos de bronquitis aguda no tiene una causa bacteriana. El patógeno causal solo se identifica entre un 16 y 40% de los casos. Habitualmente los virus son los agentes más comunes, siendo los virus de la influenza A y B (fig. 1) los más destacados, aunque también se encuentran Parainfluenza, Coronavirus, Rinovirus, virus sincitial respiratorio (VSR) y Metapneumovirus, cuya prevalencia varía según la temporada y la naturaleza epidémica. En una minoría de casos, se identifican bacterias como responsables de la infección, con un papel importante de bacterias atípicas como Bordetella pertussis, Mycoplasma pneumoniae y Chlamydia pneumoniae (cuadro 1).4
Figura 1. Acercamiento de una partícula del virus influenza en sección transversal mostrando su ADN y enzimas (ilustración en 3D).
Mycoplasma pneumoniae, Chlamydophila pneumoniae y Bordetella pertussis son aislados en un 5 al 10% de los cultivos de BA en adultos y hasta en un 20% de los casos con síntomas más prolongados. Bordetella pertussis se detecta en un 13 a 32% de los casos con tos persistente, pero solo en el 1% de las bronquitis agudas en general.6
Virus |
Bacterias |
Otros |
Influenza A y B |
Bordetella pertussis |
Inhalación de tóxicos |
Parainfluenza |
Bordetella parapertussis |
Tabaquismo |
Coronavirus |
Mycoplasma pneumoniae |
Contaminación ambiental |
Rinovirus |
Clamydia pneumoniae |
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Virus sincitial respiratorio |
Haemophilus influenzae |
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Metapneumovirus |
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Cuadro 1. Etiología de la bronquitis aguda.4,5
Fisiopatología
La bronquitis aguda es una inflamación que afecta a los bronquios, es decir, a las vías respiratorias grandes y medianas. La variedad de ubicaciones anatómicas dentro del tracto respiratorio en las que los patógenos pueden asentarse destaca el amplio impacto que tienen sobre el sistema respiratorio. Un estudio en el que se expuso a voluntarios a infecciones por rinovirus demostró la presencia del virus en diferentes partes del sistema respiratorio.7
El proceso inflamatorio provoca un aumento del flujo sanguíneo y de la actividad celular en los bronquios afectados, lo que se refleja en una mayor captación de 18F-fluorodesoxiglucosa (FDG) observada mediante tomografía por emisión de positrones (PET). Además, la inflamación bronquial puede ser provocada por diversos factores, siendo las infecciones virales, alérgenos y contaminantes los desencadenantes más comunes. Esta inflamación de la pared bronquial produce engrosamiento de la mucosa, descamación de células epiteliales y denudación de la membrana basal. En ciertos casos, una infección viral en las vías respiratorias superiores puede extenderse a las vías respiratorias inferiores, lo que da lugar a la bronquitis aguda.7
Aspectos clínicos
Esta alteración afecta principalmente al árbol bronquial, causando irritación, inflamación y un aumento en la producción de moco. Como se señaló antes, las infecciones virales son desencadenantes comunes, aunque la exposición a irritantes u otros patógenos respiratorios también puede ser un factor. Estos virus se propagan a través de gotículas respiratorias, provocando inflamación e irritación en el árbol bronquial, lo que finalmente conduce a los síntomas característicos de la bronquitis aguda, que incluyen tos, producción de esputo y malestar respiratorio.7
Las características clínicas de una bronquitis aguda no complicada evolucionan en fases secuenciales, de las cuales se destacan las siguientes:
· Fase aguda. Esta fase, que dura entre 1 y 5 días, se caracteriza por la inoculación directa en el epitelio traqueobronquial, donde se presentan síntomas sistémicos como fiebre, dolores musculares y malestar general. Durante este periodo, estas manifestaciones son clínicamente indistinguibles de otras infecciones respiratorias agudas.8
· Fase prolongada. En ésta, que se extiende por más de 1 semana y puede durar hasta 20 días, se presenta una tos persistente, en ocasiones acompañada de sibilancias. Se ha sugerido que la hipersensibilidad del epitelio traqueobronquial y la respuesta exagerada de los receptores de la tos ante estímulos en la vía aérea podrían ser los responsables de la prolongación de los síntomas. Durante esta fase, se ha observado que hasta el 40% de los pacientes presentan alteraciones significativas en el VEF1 (por debajo del 80% del valor esperado), con una recuperación gradual a valores normales en un lapso de 2 a 3 semanas, aunque la mejoría completa puede tardar hasta 8 semanas (cuadro 2).8
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Fase aguda |
Fase prolongada |
Fisiopatología |
• Inoculación e invasión de microorganismos en epitelio traqueobronquial • Liberación de citocinas y activación de células inflamatorias |
• Hipersensibilidad del epitelio traqueobronquial y de receptores de vías aéreas • Hiperreactividad bronquial |
Cuadro clínico |
• Fiebre moderada • Malestar general • Mialgias |
• Tos • Esputo • Sibilancias |
Duración |
1 a 5 días
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1 a 3 semanas (salvo Bordetella y Mycoplasma >3 semanas)
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Cuadro 2. Clasificación de la BA según el cuadro clínico.5
Los episodios repetidos de bronquitis aguda pueden indicar la presencia de asma subyacente. En un estudio islandés, el 34% de los pacientes diagnosticados inicialmente con bronquitis aguda recurrente fueron diagnosticados más adelante con asma después de 3 años de seguimiento. Además, en el 65% de los casos con episodios de bronquitis aguda, se diagnosticó asma leve con base en los resultados de la espirometría o pruebas de provocación bronquial.8
Una clasificación práctica de la BA es aquella que incluye la bronquitis aguda complicada, como se ilustra en el cuadro 3.
Bronquitis aguda no complicada |
Bronquitis aguda complicada |
Tos de menos de 3 semanas |
Tos de más de 3 semanas |
Paciente inmunocompetente |
Paciente inmunodeprimido |
Sin fiebre |
Fiebre |
Sin comorbilidades |
Comorbilidades |
Adulto joven |
Adulto mayor |
Cuadro 3. Clasificación de la bronquitis aguda, según gravedad.5
Exámenes
Las pruebas de laboratorio no suelen estar indicadas en la evaluación de la bronquitis aguda. La leucocitosis está presente en aproximadamente el 20% de los pacientes; la leucocitosis significativa es más factible en una infección bacteriana que en una bronquitis. Aunque existen pruebas rápidas disponibles para algunos patógenos respiratorios, por lo general no son necesarias en el paciente de atención ambulatoria. Se puede considerar la realización de pruebas para la gripe y la tos ferina cuando la sospecha es alta y el tratamiento podría mejorar el curso de la enfermedad.1
Los biomarcadores pueden ayudar a identificar a los pacientes que podrían beneficiarse de los antibióticos. Los estudios que consideran las concentraciones de proteína C reactiva para guiar el uso de antibióticos en pacientes con infecciones del tracto respiratorio no son concluyentes, aunque en un gran ensayo de atención primaria una cifra elevada de proteína C reactiva se relacionó con una mayor probabilidad de neumonía. Investigadores suizos desarrollaron y validaron prospectivamente una regla de decisión clínica para la neumonía, que descubrió que la neumonía podía descartarse en pacientes con una concentración de proteína C reactiva de menos de 50 µg por mL y sin disnea o fiebre diaria. La prueba de procalcitonina puede ser útil para diferenciar la neumonía de la bronquitis aguda, pero no está ampliamente disponible en el ámbito clínico. Un gran ensayo de atención primaria con pacientes con infecciones de las vías respiratorias inferiores determinó que la prueba de procalcitonina no aportaba ningún beneficio a un modelo que incluía signos, síntomas y concentraciones de proteína C reactiva.1
[T1] Tratamiento
La bronquitis aguda por lo general es una condición autolimitada y su tratamiento se enfoca principalmente en el alivio sintomático y en medidas de apoyo. Para aliviar la tos, se pueden considerar tanto enfoques farmacológicos como no farmacológicos. Entre las estrategias no farmacológicas se incluyen remedios como el té caliente, la miel, el jengibre y las pastillas para la garganta, aunque es importante señalar que la eficacia de estas intervenciones no ha sido evaluada mediante ensayos clínicos y solo son medidas tradicionales.7
En la práctica clínica, los antitusivos se utilizan con frecuencia para suprimir la tos, basándose en su eficacia en el tratamiento de la bronquitis crónica y en datos de estudios sobre la tos asociada al resfriado común. Sin embargo, no existen ensayos aleatorizados que evalúen específicamente la eficacia de los antitusivos en la bronquitis aguda. Además, deben evitarse aquellos que contienen codeína, debido a su potencial adictivo.7
Los datos sobre la eficacia de los mucolíticos en la bronquitis aguda son contradictorios y no hay consenso claro sobre su utilidad, lo que deja su papel en el tratamiento de esta afección en investigación y debate.7
Los agonistas beta se administran comúnmente a pacientes con bronquitis aguda que presentan sibilancias. No obstante, los resultados de pequeños ensayos controlados aleatorizados sobre su uso en la tos relacionada con la bronquitis aguda han sido variados. Una revisión Cochrane de cinco ensayos no encontró un beneficio significativo de estos fármacos en la reducción de la tos diaria, salvo una ligera mejora en un subgrupo de pacientes con sibilancias y obstrucción del flujo aéreo al inicio del estudio. Una revisión Cochrane más reciente arrojó resultados similares.7
Los agentes analgésicos y antipiréticos pueden ayudar a controlar síntomas como el malestar general, las mialgias y la fiebre. Además, en algunos casos, se puede administrar prednisona u otros esteroides para reducir la inflamación. Aunque la evidencia que respalda su uso en la bronquitis aguda es limitada, estos esteroides pueden ser beneficiosos en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o asma subyacente. En general, los esteroides se utilizan en ráfagas a corto plazo, aunque en ciertos casos podría estar justificado un ciclo prolongado con reducción gradual, especialmente en pacientes con asma o EPOC.7
Las directrices del ACCP (American College of Chest Physicians) desaconsejan el uso de antibióticos en casos de bronquitis aguda no complicada en adultos sanos. Una revisión Cochrane de nueve ensayos aleatorizados y controlados con antibióticos solo mostró una ligera reducción en la duración de la tos (0.6 días), sin que ello significara además una disminución significativa en la duración total de la enfermedad.7
[T2] Pelargonium sidoides en BA
Pelargonium sidoides es un compuesto que puede ser administrado tanto en adultos como en la población infantil y ejerce propiedades secretomotoras que estimulan la frecuencia del ritmo ciliar del epitelio del tracto respiratorio. Al modular la síntesis de interferones, citocinas promotoras de la inflamación y estimulación de células NK, conlleva efectos antivirales y citoprotectores.9
Es una mezcla de gran variedad de ingredientes, que en su totalidad actúan como sustancia activa. No existen datos farmacocinéticos de los ingredientes individuales, pero entre las sustancias biológicamente activas de Pelargonium sidoides se identifican cumarinas, entre las cuales destacan umckalin y su 7-0 metiléter; (5,6,7 trimetoxicumarina), sustancias fenólicas que tienen como metabolito principal el ácido gálico y su éster metílico; como precursores de los proantocianidinos varios flavonoles monoméricos con catequina y galocatequina, como compuestos característicos.9
Si bien en la BA predomina la presencia de virus, no se descarta la presencia de bacterias. En este sentido, Pelargonium sidoides también presenta propiedades antibacterianas, con estimulación de fagocitosis, expresión de moléculas de adherencia y quimiotaxis. En estudios in vitro se han analizado las propiedades antibacterianas del extracto total y sus componentes individuales. En estudios con bacterias gramnegativas (como Haemophilus influenzae, entre otras) se encontraron CMI (concentraciones mínimas inhibitorias) de 5 a 7.5 mg/mL para el extracto total.9
Se ha identificado que los componentes antibacterianos del Pelargonium sidoides son las cumarinas umckalin y 6,8-dihidroxi-5,7-dimetoxicumarina.9
1. |
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