22 jul 2024
Resumen
Las enfermedades alérgicas han tenido un crecimiento significativo durante los últimos años, en parte debido al cambio en las condiciones ambientales y a diversos factores genéticos. Su elevada frecuencia se ha corroborado gracias a mejores métodos diagnósticos. El aumento de la urbanización, a menudo desordenada, junto con una gestión inadecuada de residuos, ha causado serios problemas para el planeta y la exposición a diversos factores ambientales, ya sea en altas concentraciones o durante largos periodos, puede estar asociada con cambios en el sistema inmunitario y daño en los mecanismos de defensa gastrointestinal, respiratoria y cutánea, facilitando así la evolución y agravamiento de enfermedades alérgicas. Los tratamientos actualmente disponibles permiten controlar las manifestaciones clínicas, pero tan importante es el manejo del trastorno como la identificación y evitación de sus desencadenantes.
Palabras clave: alergia, contaminación, alérgenos, manejo, prevención
Abstract
Allergic diseases have had a significant growth in recent years, partly due to changes in environmental conditions and various genetic factors. Its high frequency has been corroborated thanks to better diagnostic methods. Increased urbanization, often haphazard, coupled with inadequate waste management, has caused serious problems for the planet, and exposure to various environmental factors, either in high concentrations or for long periods, can be associated with changes in the immune system and damage to the gastrointestinal, respiratory and skin defense mechanisms, thus facilitating the evolution and worsening of allergic diseases. The treatments currently available allow the clinical manifestations to be controlled, but the management of the disorder is just as important as the identification and avoidance of its triggers.
Keywords: allergy, contamination, allergens, management, prevention
Introducción
La alergia es una reacción de hipersensibilidad que ocurre en una persona sensible frente a una sustancia extraña (alérgeno), la cual es inofensiva para la mayoría de la población. En personas susceptibles, el contacto repetido con el alérgeno estimula el sistema inmunitario para inducir la producción de inmunoglobulina E (IgE). Cuando las moléculas de IgE en la superficie de los mastocitos se combinan con el antígeno, inicia un proceso que causa la degranulación, liberando mediadores de inflamación que son responsables de desencadenar los síntomas alérgicos.1
Un hecho indiscutible, destacado incluso por los medios de comunicación, es el aumento constante de enfermedades alérgicas en los últimos años. Hoy día se estima que globalmente afectan a más del 20% de la población. Hay varios motivos que explican este incremento: el uso de mejores métodos diagnósticos que evidencian este aumento, la aparición de nuevos alérgenos altamente sensibilizantes (con frecuencia relacionados con nuevos hábitos de vida en entornos urbanos) y una posible tendencia de nuestro sistema inmunitario a reaccionar ante agentes aparentemente inofensivos debido al desarrollo de la vacunación infantil y la disminución de enfermedades infecciosas.2
Por otro lado, el efecto de la contaminación del aire sobre las enfermedades alérgicas es controversial. Para algunos investigadores, la contaminación sería responsable del aumento observado en la prevalencia de estas enfermedades en la población infantil de los países desarrollados, mientras que otros consideran que su influencia es mínima. La investigación epidemiológica sobre la contaminación del aire como un potencial factor de riesgo para las enfermedades alérgicas ha aumentado en los últimos años, a pesar de que existen considerables dificultades metodológicas. Estos conflictos incluyen el tipo de diseño del estudio, los contaminantes a estudiar, sus mediciones e interacciones, el diagnóstico de los síntomas o enfermedades a corto o largo plazo y su condición alérgica o no, las poblaciones estudiadas, los posibles factores de confusión y las variables climáticas, geográficas y socioeconómicas, así como los modelos estadísticos.3
Y en ambos contextos, la interacción entre el potencial genético y el medioambiente se ha identificado como una de las principales razones del incremento en la prevalencia de enfermedades alérgicas. El aumento de la urbanización, a menudo desordenada, junto con una gestión inadecuada de residuos, ha causado serios problemas para el planeta: olas de calor y sequías, incendios forestales, incremento de tormentas e inundaciones, reducción de la biodiversidad de animales y plantas, interferencia en los cultivos alimentarios y su valor nutricional, modificaciones en los patrones de vectores infecciosos, contaminación del aire debido al uso continuo de combustibles fósiles y cambios climáticos provocados por el calentamiento global.4
La exposición a diversos factores ambientales, ya sea en altas concentraciones o durante largos periodos (como la radiación ultravioleta), contaminantes del aire relacionados con el tránsito vehicular, contaminantes del aire ambiental (como hidrocarburos poliaromáticos, compuestos orgánicos volátiles, material particulado, metales pesados y gases contaminantes como monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre y ozono) y contaminantes del aire interior (como la quema de combustibles sólidos y el humo de tabaco) puede estar asociada con cambios en el sistema inmunitario y daño en los mecanismos de defensa gastrointestinal, respiratoria y cutánea, facilitando así la evolución y agravamiento de enfermedades alérgicas.4
Contaminación y alergia
El aumento repentino de las concentraciones de contaminantes ambientales debido al desarrollo industrial y al tránsito de vehículos urbanos ha deteriorado la calidad del aire, afectando la gravedad y mortalidad relacionadas con enfermedades alérgicas. Los contaminantes ambientales impactan al sistema inmunitario y respiratorio en desarrollo, lo que aumenta la posibilidad de efectos negativos sobre la maduración estructural y funcional del aparato respiratorio en los niños. Factores ambientales como la contaminación pueden influir en el epigenoma, ocasionando cambios en los cromosomas que afectan la actividad y expresión de los genes, modificando el riesgo de enfermedades alérgicas.5
La contaminación del aire causa una morbilidad y mortalidad significativas en pacientes con enfermedades inflamatorias de las vías respiratorias, como rinitis alérgica, rinosinusitis crónica, asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica. El estrés oxidativo en pacientes con enfermedades respiratorias puede inducir inflamación eosinofílica en las vías respiratorias, aumentar la sensibilización alérgica atópica y aumentar la susceptibilidad a infecciones. Además, la generación de estrés oxidativo por los contaminantes juega un papel en la inflamación alérgica de las vías respiratorias.5
La interacción de las exposiciones ambientales tanto en interiores como en exteriores y los factores del huésped pueden afectar el desarrollo y la progresión de enfermedades alérgicas a lo largo de la vida. Por ejemplo, las exacerbaciones de asma relacionadas con la contaminación del aire se deben a factores climáticos que favorecen la acumulación de contaminantes del aire a nivel del suelo, como en el caso de los vehículos de motor.5
Diversos ambientes interiores, como el hogar, escuela o sitios de trabajo, presentan condiciones de humedad, frío, oscuridad, escapes de gas, calor, corrientes de aire, proteínas animales y aeroalérgenos, que crean un entorno propicio para la propagación de enfermedades respiratorias. Las bacterias, virus y hongos prosperan en el aire cálido y estancado, al igual que el polvo de diversas procedencias, el polen y las esporas, los cuales flotan en el aire e impactan directamente a personas con antecedentes de enfermedades pulmonares o alérgicas. La infección suele ocurrir por inhalación de microorganismos presentes en el ambiente; aunque no se multiplican en el aire, esta es la vía por la que se transmiten.6
En exteriores, los contaminantes del aire relacionados con el tránsito vehicular (TRAP), una compleja mezcla de gases y materia particulada, están directamente relacionados con el tránsito vehicular (fig. 1) y las emisiones de escape de diésel. Existe suficiente evidencia a nivel mundial que indica que la exposición a TRAP puede exacerbar los síntomas de asma en la población, especialmente en niños y adolescentes con esta enfermedad alérgica. Esto se debe, como se mencionó con anterioridad, a que los niños pequeños y los adolescentes aún se encuentran en una etapa de madurez inmunitaria y respiratoria, lo que los hace más vulnerables a los compuestos relacionados con la contaminación ambiental.7
En relación con el asma, el mecanismo fisiopatológico comprende la pérdida de la tolerancia inmunitaria, favorecida por una respuesta inadecuada mediada por el mecanismo Th2, con la participación del sistema inmunitario innato y adaptativo. Esta falla en el mecanismo de tolerancia se ha relacionado con un trastorno de la respuesta inmunitaria debido a la exposición a los contaminantes ambientales, que pueden favorecer un estado proinflamatorio. Esto apoya la teoría de que la contaminación del aire está relacionada con el descontrol del asma.7,8
Las partículas inhaladas entran en contacto con el epitelio bronquial, desencadenando inicialmente una respuesta inmunitaria tanto adaptativa como innata. Algunas células, como los macrófagos alveolares, favorecen la eliminación de estas partículas mediante mecanismos de fagocitosis. Sin embargo, todos estos mecanismos generan una respuesta inflamatoria a través de la producción de citocinas proinflamatorias como IL-1α, IL-1β, IL-6 e IL-8, y favorecen el estrés oxidativo, lo que provoca daño a nivel pulmonar.7
Los pacientes asmáticos tienen una gran sensibilidad a la inhalación de partículas orgánicas e inorgánicas y vapores tóxicos, los cuales pueden desencadenar una crisis asmática. Muchos de estos gases y aerosoles solubles, así como compuestos hidrocarbonados, pueden inducir edema pulmonar agudo, cuya gravedad depende en gran medida de la intensidad y duración de la exposición. Las secuelas de esta exposición son significativas e incluyen bronquiolitis, fibrosis grave, bronquiectasias generalizadas y enfermedades obstructivas de las vías respiratorias.7
Alergia en escolares
Un estudio realizado en España, que podría trasladarse sin problema a otras naciones, tuvo como objetivo analizar la relación entre contaminantes del aire y la prevalencia de síntomas recientes de asma, rinitis alérgica y eccema atópico en escolares de 6 y 7 años. Los autores obtuvieron la prevalencia de síntomas de enfermedades alérgicas recientes (últimos 12 meses) mediante el cuestionario del estudio ISAAC (International Study of Asthma and Allergies in Childhood), con la participación de siete centros clínicos ubicados en varias ciudades; incluyeron un total de 20,455 escolares de 6 y 7 años durante el periodo de 2002-2003.3
De los sistemas de detección de contaminantes de los centros mencionados recogieron datos de las concentraciones anuales medias de dióxido de azufre (SO2), dióxido de nitrógeno (NO2), monóxido de carbono (CO) y total de partículas en suspensión.3
La concentración media anual (CMA) de SO2 se asoció significativamente con una mayor prevalencia de asma grave reciente (razón de probabilidades ajustada [ORa], nivel 3 sobre nivel 1 de contaminación = 1.32; intervalo de confianza [IC] del 95%, 1.01–1.73), rinitis (ORa = 1.56; IC del 95%, 1.39–1.75) y rinoconjuntivitis (ORa = 1.70; IC del 95%, 1.45–2.00). La CMA de CO se asoció con una prevalencia más alta de rinitis (ORa = 1.65; IC del 95%, 1.34–2.04), rinoconjuntivitis (ORa = 1.76; IC del 95%, 1.31–2.37) y eccema atópico (ORa = 1.55; IC del 95%, 1.17–2-04). Las CMA de NO2 y de partículas en suspensión presentaron asociaciones inversas con la prevalencia de tos seca nocturna.3
Este trabajo concluyó que sus resultados indican que aquellos contaminantes del aire, como el SO2 y el CO, incrementan el riesgo de síntomas recientes de asma y rinitis alérgica en escolares de 6 y 7 años.3
Algunos contaminantes domésticos
Dado que los niños pasan una buena parte de su tiempo dentro del hogar, están expuestos a la acción de diversos contaminantes, como el humo de tabaco, quema de combustibles sólidos para cocinar, calentamiento e iluminación de la casa, compuestos orgánicos volátiles y contaminantes externos que ingresan al hogar. Debe considerarse que las agresiones biológicas y químicas alteran la barrera epitelial, desencadenando respuestas inflamatorias y favoreciendo enfermedades alérgicas diversas, como las de tipo alimentario.4
Un estudio evidenció la presencia de alimentos (cacahuate, leche de vaca, huevo y pescado) en muestras de polvo doméstico (sala, dormitorio, área de juegos infantiles), lo que indica su amplia distribución en el ambiente, incluso en hogares donde hay restricción de su consumo. El estudio BAMSE señaló un mayor riesgo de sensibilización al cacahuate en niños de 4 y 8 años de edad en pacientes expuestos a concentraciones más altas de alérgenos de cacahuate en la cama materna. Este riesgo se ve facilitado por problemas de barrera cutánea o mutaciones del gen filagrina.4
Para el paciente alérgico, la posibilidad de tener contactos con alérgenos en el seno del hogar y en otras situaciones es muy elevada. El cuadro 1 presenta algunas recomendaciones para manejar estas circunstancias con diferentes tipos de alérgenos.
Cuadro 1. Recomendaciones generales para pacientes alérgicos.2
La contaminación por plástico en los océanos es un tema candente que se ha elevado en forma considerable en los últimos años y los humanos son una víctima más de esta situación. El consumo de pescado, crustáceos, mejillones, ostras y otras especies contaminadas por micro y nanoplásticos puede llevar a la absorción de estos plásticos a través del tracto gastrointestinal. Las partículas plásticas de 1 μm, en particular se asocian con mayor citotoxicidad debido a su alta capacidad de reacción en comparación con las de mayor diámetro, lo que les permite penetrar con mayor facilidad la barrera epitelial gastrointestinal.4
Cambio climático y pólenes
Uno de los factores que pueden incrementar la reacción alérgica desencadenada por los pólenes son los cambios meteorológicos, como la temperatura y la velocidad y dirección del viento. Estos factores, junto con la propagación de especies vegetales y el transporte del polen a grandes distancias, pueden aumentar las concentraciones de ciertos pólenes, agravando los síntomas alérgicos.1
Los efectos del cambio climático en el polen se deben a que este fenómeno puede alterar varios atributos de las plantas alergénicas, como la estacionalidad del periodo de polinización, el modo y la cantidad de granos liberados en el ambiente, así como la distribución de las plantas. El impacto del cambio climático sobre el polen podría agudizar las enfermedades alérgicas al prolongar el periodo de polinización e incrementar las concentraciones de pólenes alergénicos en el ambiente.1
Por otra parte, los contaminantes pueden actuar directamente sobre los pólenes, modificando la liberación de proteínas de estos. Uno de los contaminantes que ha cobrado especial interés son las partículas procedentes de la combustión de motores diésel. Se ha demostrado que estas partículas pueden actuar como transportadoras de alérgenos hasta las vías aéreas profundas y actuar de manera sinérgica con ellos, incrementando la alergenicidad del polen.1
Comentario
Las evidencias del impacto del cambio climático sobre la salud son cada día más consistentes. Recientes estudios han concluido que nuestro país es uno de los más vulnerables al cambio climático y ya está siendo afectado por sus impactos. Entre los efectos sobre la salud humana se encuentra un aumento de la morbimortalidad debido a olas de calor, que pueden ser más frecuentes e intensas en los próximos años.
Y en este contexto, este cambio ha agravado aún más todas las enfermedades de tipo alérgico, ya que se han desarrollado condiciones ambientales para la evolución y permanencia de diversos alérgenos que entorpecen la evolución favorable para el paciente. Corresponde al médico ser, además de clínico tratante de las manifestaciones alérgicas de su paciente, instructor de prevención y manejo a largo plazo de estas insidiosas alteraciones.
Referencias
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Arnedo-Pena A, García-Marcos L, Carvajal I, Busquets R, Morales M, et al. Contaminación del aire y síntomas recientes de asma,rinitis alérgica y eccema tópico en escolares de 6 y 7 años. Arch Bronconeumol. 2009;45(5):224-229. |
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Urrutia-Pereira M, Solé D. Alergia alimentaria y contaminación ambiental. Rev Alerg Mex. 2023;70(2):313-318. |
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González-Díaz S, de Lira-Quezada C, Villarreal-González R, Canseco-Villarreal J. Contaminación ambiental y alergia. Rev Alerg Mex. 2022;Supl 1:s24-s30. |
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Segura Guardián J. Impacto de la contaminación ambiental en la alergia. Tesis de especialidad. Monterrey, NL: Universidad Autónoma de Nuevo León, Facultad de Medicina; 2023. |
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Sánchez j, Caraballo L. Repercusión de la contaminación del aire en la aparición de asma. Revista Alergia México. 2015;62:287-301. |