DR. FELIPE ROJO GARCÍA
Médico ortopedista
Facultad de Medicina
Universidad Nacional Autónoma de México
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RESUMEN
Es importante clasificar los problemas que se producen a nivel muscular en los deportistas e incluso en personas que llegan a lesionarse sin estar en la práctica de deporte. Se aplican términos como contusión, contractura, calambre, elongación, hematoma o bien rotura fibrilar, rotura muscular o hernia.
Dentro de las causas que las producen se enlista la fatiga muscular, alteraciones en el equilibrio muscular y cambios en los sistemas de trabajo y de las superficies de entrenamiento. El diagnóstico de estas lesiones se basa en la clínica y pueden emplearse métodos auxiliares como la tomografía y la radiología sencilla.
En la fase aguda, el tratamiento inicial de elección en el momento de producirse la lesión sigue siendo la aplicación de reposo, hielo, compresión y elevación, aunque el manejo farmacológico resulta también benéfico y permite una reintegración más rápida a las actividades normales.
PALABRAS CLAVE:
lesiones deportivas, contusión, contractura, rotura muscular, fármacos
ABSTRACT
It is important to classify the problems that occur at the muscular level in athletes and even in people who get injured without practicing sports. Terms such as contusion, contracture, cramp, elongation, hematoma, or fibrillar rupture, muscle rupture, or hernia apply.
Among the causes that produce them are muscle fatigue, alterations in muscle balance and changes in work systems and training surfaces.
The diagnosis of these lesions is based on the clinic and simple tomography and radiology may be auxiliary methods. In the acute phase, the initial treatment of choice at the time of injury continues to be the application of rest, ice, compression, and elevation, although pharmacological management is also beneficial and allows faster return to normal activities.
KEYWORDS:
sports injuries, contusion, contracture, muscle tear, drugs
INTRODUCCIÓN
El sistema musculoesquelético está conformado por tejido muscular esquelético, conjuntivo, nervioso y además vasos sanguíneos. Todos estos elementos se disponen y relacionan entre sí y dan lugar a una configuración estructural histológica y fisiológica muy característica que determina una función vital del músculo esquelético: la contracción, la cual representa el alto grado de organización que se observa en sus diferentes niveles (tisular, celular y molecular).
Al ser un tejido dinámico, su estructura es vulnerable a las lesiones, en especial en el ámbito deportivo, en el que se considera el tipo de lesión más frecuente, con un índice del 31% del total de lesiones y un 30% de reincidencias.
Dada la gran variedad de grupos musculares y los múltiples factores que influyen en estas lesiones, su tiempo de recuperación es muy variable, incluso en aquellas que se producen en el mismo músculo o grupo muscular. El músculo representa el 40% del peso corporal y en ocasiones en el deportista es un porcentaje superior. Es el motor del movimiento y por lo tanto el que más actúa en la práctica deportiva.
Al momento actual se considera que el conocimiento exacto de los distintos tipos de lesiones, en función de su localización y de sus características, permite individualizar de manera más adecuada los tratamientos y, por tanto, lograr un retorno a la competición más rápido y seguro.
DEFINICIONES Y TERMINOLOGÍA
El concepto de lesión muscular se acompaña con el calificativo que pueda tener sobre su benignidad y/o gravedad que conlleva al momento en que se inicia la actividad deportiva tras la lesión.
Resulta importante clasificar con exactitud los distintos problemas que se producen a nivel muscular en los deportistas e incluso en personas que llegan a lesionarse sin estar en la práctica de deporte.
Se utilizan entonces términos como el de contusión, contractura, calambre, elongación, hematoma o bien rotura fibrilar, rotura muscular o hernia, sin omitir la terminología que suponen las complicaciones, como son los granulomas cicatriciales, calcificaciones, quistes postraumáticos, abscesos o miositis osificante (cuadro 1).
Las lesiones se pueden clasificar además como benignas o graves, situando dentro de las primeras a las contusiones,
hematomas, contracturas, elongaciones y los calambres, y en las segundas las roturas fibrilares, sobre todo las roturas musculares y las hernias (cuadro 2). Otra clasificación es la que enmarca a las lesiones en agudas o crónicas.
CAUSAS Y MECANISMOS DE PRODUCCIÓN
Desde el punto de vista etiopatogénico, hay condiciones que favorecen la aparición de estas lesiones:
• Los deportistas que presentan un biotipo brevilíneo e hipermusculado están más relacionados con esta patología.
• La aparición de lesiones es mayor en músculos poliarticulares, en especial de las extremidades inferiores. • El defecto o el exceso de entrenamiento, la falta de calentamiento y la acumulación de fatiga también son factores precipitantes.
• G Las condiciones ambientales como el frío y la humedad, influyen notablemente en la aparición de este tipo de lesiones.
A continuación se describen las causas más frecuentes de lesión muscular.
FATIGA MUSCULAR
Cuando la intensidad o la duración de un ejercicio son muy elevadas o prolongadas, en especial al final de las sesiones de trabajo, se producen alteraciones iónicas en el sarcolema que facilitan la aparición de estas lesiones musculares. Estas modificaciones tienen su origen en el exceso de sudoración que incrementa la eliminación masiva de iones y agua.
También durante el proceso de fatiga muscular se reduce la capacidad de absorber energía y de generar tensión durante la contracción excéntrica, manteniéndose conservada la capacidad de estiramiento fibrilar. Por tanto, es necesario para retrasar el grado de fatigabilidad muscular, llevar a cabo un buen trabajo de fuerza-resistencia, así como la realización de un correcto calentamiento y una adecuada fase de vuelta al reposo.
ALTERACIONES EN EL EQUILIBRIO MUSCULAR
Para llevar a cabo un movimiento existe un grupo muscular que realiza la función predominante o principal, otro que apoya ese movimiento (sinérgico) y otro que se opone al mismo (antagonista).
Para que un músculo pueda contraerse correctamente, se requiere que otro se relaje, permitiendo hacer el movimiento con normalidad. Si el músculo principal se contrae de forma desproporcionada con relación a su antagonista, este a veces no soporta esa tracción y se rompe durante la contracción.
Por ello se precisa un entrenamiento muscular óptimo para lograr una reducción en la incidencia de estas lesiones. Dicho acondicionamiento debe incluir trabajo de fuerza, corrección de desequilibrios y trabajo máximo de resistencia muscular para conseguir una mejora de la coordinación intermuscular.
CAMBIOS EN LOS SISTEMAS DE TRABAJO Y DE LAS SUPERFICIES DE ENTRENAMIENTO
Estas modificaciones pueden ocasionar un mayor grado de fatiga muscular en grupos musculares diferentes a los habitualmente utilizados, lo que puede originar la aparición de incidentes musculares, sobre todo cuando se lleva a cabo una programación deficiente de cargas. Además, cuando se trabaja en diferentes superficies de entrenamiento, las inserciones musculares tienen que adaptarse a los distintos tipos de dureza del terreno.
En estos casos, el proceso de amortiguación no es el mismo y la fuerza que requiere el cuerpo para adaptarse a estos cambios también es diferente. Finalmente, el cambio frecuente de calzado deportivo o la práctica de una técnica de carrera inadecuada conlleva la aparición de procesos de sobrecarga que facilitan el establecimiento de este tipo de lesiones.
OTROS FACTORES
Son aquellos derivados de las condiciones meteorológicas (elevadas o bajas temperaturas, grado de humedad, etc.), condiciones tecnológicas (material inadecuado, mala técnica, etc.), defectos nutricionales, falta de descanso, infecciones, viajes prolongados, etcétera.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico se basa en la clínica, es decir, en los signos y síntomas que se encuentran. A pesar de ello, la ratificación de las lesiones es fundamental y por ello el llegar al mejor diagnóstico y aplicar el tratamiento adecuado abrevia el tiempo de la lesión.
Es fundamental realizar una descripción de cómo se produjo el incidente; la inspección muscular es importante, aunque debe considerarse que si la lesión es intramuscular y profunda, el posible derrame se limita al interior del músculo y la reabsorción es larga, por lo que no habrá signos externos. La palpación tiene gran importancia, lo mismo que la movilización pasiva, los estiramientos (que no deben producir dolor excesivo), así como la movilización activa y el trabajo con resistencia.
Se ha de valorar desde el punto de vista clínico si el traumatismo ha sido interno, externo, débil o violento; qué tipo de dolor refiere el deportista; si se ha producido de inmediato, es tardío, progresivo, cuantificando si es débil, medio o intenso; debe valorarse además la impotencia, calificando si los movimientos pasivos, activos y resistidos resultan posibles o imposibles.
CONTUSIÓN
En este caso, el músculo en contracción por el trabajo que realiza es golpeado con violencia, por lo que estallan capilares en el choque y aparece o no un hematoma. El estallido del tejido puede producir diversos trastornos, se puede infiltrar y pueden producirse laceraciones de los haces musculares. Una simple contusión, aun siendo mínima, produce dolor local; la marcha es normal, aunque resulta difícil la flexión forzada de la extremidad si el golpe se ha producido a nivel del recto anterior del cuádriceps; la importancia de este tipo de lesión se juzga a partir de la impotencia funcional, con la imposibilidad de flexionarse, de situarse en cuclillas o de subir escaleras.
Puede decirse que una contusión ha sanado cuando se restaura la acción total del movimiento, no hay dolor y la fuerza del músculo lesionado es idéntica a la de la otra extremidad. El tratamiento oportuno de las contusiones musculares es muy importante, ya que de no realizar la corrección en ocasiones puede evolucionar hacia una miositis osificante.
ELONGACIÓN
Las circunstancias en que se sucede una elongación son simples y estereotipadas: en el curso de un esfuerzo intenso o carrera sobreviene un dolor vivo, súbito, que produce impotencia funcional moderada; el deportista puede terminar su esfuerzo o su competición a un ritmo más lento. El examen clínico confirma el diagnóstico de la lesión; el dolor cede con el reposo y aumenta con la movilización activa simple o contraria, aunque pueden realizarse diversos movimientos.
El músculo aparece contracturado en toda su longitud y la palpación despierta dolor; no hay equimosis ni tumefacción. La evolución es siempre favorable si el deportista cesa su actividad física durante 5 o 10 días; si no lo hace, la elongación puede evolucionar hasta un desgarro. Al tercer día, la ecografía puede presentar un aspecto hipoecógeno más limitado, con modificación moderada de la ecoestructura muscular y aumento del espesor del músculo, que se interpreta como la presencia de edema o un ligero desangramiento no organizado; en este caso debe diferenciarse si se trata de una contractura-elongación o de un desgarro mínimo.
CONTRACTURA
La contractura puede representar una asfixia muscular localizada sin el posible fallo anatómico de la elongación o la sintomatología de una rotura más o menos pequeña (fig. 1). En principio no es más que la exageración de un fenómeno banal debido a un trabajo deportivo excesivo. Duele una parte o la totalidad de un músculo, incluso en reposo, que es contráctil a la palpación y presenta dolor al estiramiento, siendo más intenso al actuar en contracción contra resistencia.
Se trata de una contractura cuando aparece una molestia muscular desagradable, como una disfunción motora y dolor a la palpación. Es un problema de sobrecarga por entrenamiento y/o competición.
CALAMBRE
En 1879, Zuber definió al calambre como una contracción dolorosa, involuntaria y pasajera de ciertos fascículos musculares asociados de un músculo o ciertas fibras. Hay sufrimiento muscular por déficit circulatorio, lo que produce espasmo de un pequeño fascículo y una fatiga acumulada. Provoca impotencia funcional inmediata.
Es un dolor que permanece en reposo, a la contracción, al estiramiento y a la palpación. Se origina por un trabajo excesivo del músculo en anaerobiosis, produciéndose exceso de ácido láctico y ácido intrafibrilar, lo que altera los cambios iónicos de membrana. Esto se agrava por la acción continua del esfuerzo y se instala un círculo vicioso, ya que la contracción impide la llegada del aporte sanguíneo y oxígeno que eliminan el ácido láctico. En el fútbol es muy típica esta lesión y aparece habitualmente a nivel de la masa gemelar, sóleo y en la fascia plantar.
ROTURA FIBRILAR
La circunstancia de aparición es idéntica tanto si se trata de un desgarro moderado o de una rotura parcial del músculo. Se presenta durante una competición y/o entrenamiento, en una prueba de velocidad, en un salto o en una patada de despeje.
El deportista se detiene repentinamente a causa de un dolor violento a veces sincopal, persiste en el reposo y se convierte en una molestia sorda, punzante, con gran impotencia funcional, en ocasiones total. El examen clínico es la clave del diagnóstico. La movilización activa suele ser difícil, a veces imposible.
La palpación, realizada con delicadeza, localiza el punto de dolor selectivo asociado a una contractura reaccional segmentaria del músculo lesionado. La hendidura, tumefacción o equimosis confirman el diagnóstico de lesión, sobre todo si esta aparece precozmente. La equimosis y la tumefacción nodular en ocasiones son fluctuantes, confirman el hematoma que se drena frecuentemente a lo largo de las aponeurosis y de las vainas tendinosas, apareciendo al tiempo la equimosis a distancia de la lesión. La ecografía presenta un aspecto hipoecógeno o anecógeno bien delimitado, con refuerzo posterior de ecos, que representan el derrame sanguíneo (fig. 2).
La equimosis puede permitir interpretar que el problema es una lesión superficial intersticial y que la recuperación va a ser rápida. Por el contrario, cuando el hematoma es interno, intramuscular, puede evolucionar hacia una reabsorción rápida o a un tabicamiento cuya evolución dependerá del tratamiento aplicado. Debe recomendarse al paciente la suspensión de la actividad física.
ROTURA MUSCULAR
Esta condición es un caso más grave y se manifiesta por un espasmo muscular agudo. En la rotura muscular de aparición reciente el cuadro clínico se caracteriza por dolor sincopal, un chasquido característico, el llamado “hachazo inicial” y retracción del cuerpo carnoso del músculo que ha sufrido la rotura, produciéndose una hernia muscular por encima del hachazo.
La tumefacción y la equimosis son signos de la importancia del hematoma; la impotencia funcional es instantánea, duradera e impide todo esfuerzo. En la ecografía se observa un aspecto anecógeno y sobre todo una imagen de “badajo de campana” lo que representa una solución de continuidad, con las fibras retráctiles de la cavidad hemática.
En las roturas antiguas, predomina el cuadro de impotencia dolorosa moderada, con retracción muscular y de aparición del hachazo. La palpación permite observar la presencia de una cicatriz fibrosa.
OTRAS LESIONES MUSCULARES (GRAVES)
Granuloma cicatricial:
Es la complicación de una rotura parcial, rotura grave o un desgarro mal tratado. La cavidad que se encuentra en la retracción muscular es colonizada poco a poco por un tejido cicatricial denso, lo que impide el desarrollo muscular y hace que la contracción y movilización resulten dolorosas.
Miositis traumática:
La inflamación en el tejido muscular como consecuencia de un traumatismo puede originar lesiones degenerativas que terminan en una metaplasia de tipo fibroso, de tipo óseo, con osificaciones heterotópicas.
Miositis osificante:
Es la complicación del hematoma intramuscular profundo que se calcifica; siempre en la proximidad ósea. La miositis simple es una inflamación muscular difusa de la estructura muscular, como consecuencia de una contracción regional, ya sea por enfermedad sistémica o no.
Hernia muscular:
Es una rotura aponeurótica producida por un traumatismo violento. Las fibras musculares se insinúan entre los bordes aponeuróticos y se hernian. En la contracción se palpa una saliente dolorosa que difícilmente se puede reducir.
TRATAMIENTO
El tratamiento de las lesiones musculares no sigue un modelo único ni un protocolo concreto. El manejo varía en función del tipo de lesión, del músculo afectado, del deportista y de la actividad deportiva que se realice. Sin embargo, es posible intentar establecer ciertos elementos o pautas comunes en función de cada una de las fases de la lesión.
Por ejemplo, en la fase aguda, el tratamiento inicial de elección en el momento de producirse la lesión sigue siendo la aplicación de reposo, hielo, compresión y elevación, conocido como RICE (del inglés, Rest, Ice, Compression, Elevation).
El objetivo principal en la fase aguda es reducir la formación del hematoma y que el edema intersticial abrevie la isquemia del tejido y se acelere de esta forma la regeneración. Se aconseja un reposo relativo de entre 1 y 3 días en función de la gravedad o localización de la lesión.
El control del dolor y la inflamación ayudan sobremanera a la evolución favorable del problema y deben ser prescritos en la fase aguda y durante la convalecencia del paciente, si ello se amerita. Ejemplos de fármacos para estas situaciones son orfenadrina y paracetamol.
Orfenadrina
Orfenadrina es un análogo de difenhidramina y posee una gran actividad anticolinérgica y escasa actividad hipnótica. Su mecanismo de acción no está del todo estudiado, pero su utilidad puede deberse a sus propiedades analgésicas, ya que no produce relajación de los músculos contraídos.
Algunos estudios han señalado que orfenadrina puede causar mejoría sintomática, aunque no un completo control de los síntomas extrapiramidales
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La Food and Drug Administration (FDA) aprobó orfenadrina para el manejo del dolor musculoesquelético, ya que puede mejorar el movimiento, aliviar los síntomas y reducir el espasmo relacionado con el dolor muscular paravertebral cuando ha sido comparado con placebo.
Paracetamol
Paracetamol es un fármaco analgésico y antipirético, que si bien pertenece al grupo de los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), no presenta actividad antiinflamatoria, ya que no inhibe la ciclooxigenasa (COX) en lugares con altas concentraciones de peróxido, como los sitios de inflamación. Sus indicaciones aprobadas por las principales agencias reguladoras (Agencia Europea del Medicamento, EMA y Food and Drug Administration, FDA), son el tratamiento sintomático del dolor leve a moderado y el tratamiento de la fiebre.
El efecto analgésico vinculado al bloqueo de la COX se produciría por bloqueo de la isoforma COX3, que aumentaría el umbral del dolor. A su vez, paracetamol estimula la actividad de las vías serotoninérgicas descendentes que bloquean la transmisión de las señales nociceptivas a la médula espinal procedentes de tejidos periféricos.
REFERENCIAS
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