22 jul 2024
Resumen
El medioambiente hoy, en todo su concepto, podría afirmarse que está contaminado de muchas formas. Esta situación ha propiciado el desarrollo y permanencia de diversas enfermedades, como es el caso de las infecciones de origen bacteriano. La exposición a las partículas en suspensión (PM, particulate matter) aumenta la susceptibilidad a neumonías bacterianas y en los niños la exposición a la contaminación ambiental afecta el correcto funcionamiento del sistema respiratorio, especialmente en los primeros años de vida, cuando el sistema respiratorio y el inmunitario aún no están completamente desarrollados. Son comunes también las toxiinfecciones alimentarias y todas aquellas que pueden ser causadas en forma directa o indirecta. Y en este entorno, la prescripción mal fundamentada de antibióticos ha producido además el surgimiento de cepas multirresistentes, por lo cual el abordaje del problema debe incluir medidas preventivas y el uso racional de los antibióticos adecuados para cada caso.
Palabras clave: medioambiente, bacterias, infecciones, contaminación, antibióticos
Abstract
The environment today, in its entirety, could be said to be contaminated in many ways. This situation has led to the development and persistence of various diseases, such as infections of bacterial origin. Exposure to suspended particles (PM, particulate matter) increases susceptibility to bacterial pneumonia, and in children, exposure to environmental pollution affects the proper functioning of the respiratory system, especially in the first years of life, when the respiratory and immune systems are not yet fully developed. Food poisoning and all those infections that can be caused directly or indirectly are also common. And in this environment, the ill-founded prescription of antibiotics has also produced the emergence of multi-resistant strains, which is why addressing the problem must include preventive measures and the rational use of the appropriate antibiotics for each case.
Keywords: environment, bacteria, infections, pollution, antibiotics
Introducción
Las enfermedades infecciosas continúan siendo un problema significativo de la salud comunitaria. A pesar de que el desarrollo de antimicrobianos e inmunoterapia en las últimas décadas del siglo pasado sugería que estas enfermedades podrían ser controladas, hoy día siguen afectando a millones de personas, especialmente en países con recursos limitados. En nuestro entorno, aunque su incidencia ha disminuido notablemente, han vuelto a surgir enfermedades que se creían controladas. Además, han aparecido nuevos patógenos, como el virus SARS-Cov-2, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), otros coronavirus y el virus de la gripe A H5N1 y H1N1, así como microorganismos resistentes a la mayoría de los antimicrobianos actuales.1
Los peligros ambientales pueden generar una variedad de efectos sobre la salud, que varían en tipo, intensidad y magnitud según la naturaleza del riesgo, el nivel de exposición y el número de personas afectadas. Las enfermedades más significativas suelen estar vinculadas con múltiples tipos de exposición y los peligros actúan en conjunto con factores genéticos, la nutrición, los riesgos del estilo de vida y otros elementos para causar estas enfermedades.2
Dentro de los peligros ambientales, los de tipo biológico atañen a los virus, bacterias, parásitos y otros. El cuadro 1 muestra estos riesgos por vías de exposición y factores relacionados.
Cuadro 1. Peligros biológicos por vías de exposición (Yassí A et al. Salud ambiental básica. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. 2002:72).
Medioambiente
El concepto de medioambiente implica, en primera instancia, un concepto positivo, porque de este depende la vida en el planeta. Infortunadamente, hoy está muy contaminado. Los principales contaminantes ambientales incluyen partículas en suspensión (PM) como metales o sílice, compuestos orgánicos volátiles y gases contaminantes como el ozono, dióxido de azufre, monóxido y dióxido de nitrógeno, así como monóxido de carbono. Estos contaminantes pueden tener origen natural, como tormentas de arena o erupciones volcánicas, o ser generados por actividades humanas como la quema de biomasa, las emisiones de tráfico, la minería y la agricultura.3
En las grandes ciudades, la mayor parte de la contaminación proviene de la combustión de motores diésel. Se estima que cada año fallecen siete millones de personas debido a la contaminación ambiental. La mala calidad del aire es un factor de riesgo para muchas enfermedades respiratorias, como el asma, cáncer de pulmón y las infecciones respiratorias, especialmente en los niños. Estas infecciones causan la muerte de más de cuatro millones de personas al año. En Europa, casi medio millón de personas mueren anualmente por las altas concentraciones de PM; 78,000 muertes son atribuidas a la exposición al dióxido de nitrógeno y más de 14,000 a la exposición al ozono.3
La exposición a niveles elevados de dióxido de azufre se ha asociado con un aumento en la producción de esputo, tos crónica, broncoconstricción y la frecuencia de exacerbaciones de bronquiectasias. Las partículas contaminantes provocan inflamación, cambios en el flujo de aire y alteraciones en los mecanismos de defensa tanto en el tracto respiratorio superior como en el inferior. Las PM más grandes pueden ser eliminadas por el transporte mucociliar, pero las PM más pequeñas pueden llegar hasta los bronquiolos. Además, las PM2.5 (con un diámetro inferior a 2.5 µm), si no son fagocitadas por los macrófagos, pueden diseminarse a nivel sistémico.3,4
Exposoma
El exposoma se refiere al conjunto de todas las exposiciones que un individuo experimenta a lo largo de su vida y cómo estas afectan su salud. Los humanos están expuestos a una gran cantidad de compuestos a través de la inhalación y el cambio de un estilo de vida rural a uno en ciudades industrializadas y superpobladas, con un uso masivo de vehículos a motor, contribuye a esta exposición a numerosos contaminantes aéreos.3
Se estima que 1 centímetro cúbico de aire en las ciudades contiene aproximadamente 100 bacterias y alrededor de 107 partículas de pequeño diámetro (menores de 300 nm). Hoy en día, se sabe que el resultado de una infección no solo depende de los factores del hospedador y del patógeno, sino que los factores externos también juegan un papel crucial. Por ejemplo, los cambios ambientales influyen en las rutas de las aves migratorias, que son vectores del virus de la influenza A, modificando la diseminación de nuevas variantes del virus de la gripe.3
Residuos sólidos
Los residuos sólidos entran en contacto directo o indirecto con las personas en diversas etapas de su ciclo de manejo. Los grupos expuestos incluyen a la población en zonas sin servicio de recolección, especialmente los niños en edad preescolar, los trabajadores de limpieza, los empleados en centros que producen materiales tóxicos o infecciosos, las personas que viven cerca de vertederos o basureros y las localidades cuyo suministro de agua se ha contaminado por vertidos o filtraciones de líquidos percolados. Además, el vertido industrial de residuos peligrosos mezclados con basura doméstica puede exponer a la población a amenazas químicas o radiactivas.2
Los riesgos para la salud de los desechos sólidos no recolectados son mayores para las personas que viven en áreas sin cobertura de servicios de recolección y barrido. Los niños en edad preescolar son los más vulnerables a sufrir lesiones, intoxicaciones o infecciones, ya que suelen entrar en contacto con estos residuos en las calles o en basureros no oficiales.2
El cuadro 2 presenta algunas infecciones bacterianas que pueden presentarse con el contacto con residuos sólidos.
Cuadro 2. Algunas infecciones bacterianas relacionadas con residuos sólidos (Organización Panamericana de la Salud. La salud y el ambiente en el desarrollo sostenible. OPS. 2000:107).2
Tipos de infecciones
En las áreas desarrolladas, la mayoría de las infecciones son causadas por microorganismos que forman parte de la microflora que habitualmente coloniza al huésped; estas son las llamadas infecciones endógenas, mientras que en las áreas más pobres predominan las infecciones causadas por microorganismos exógenos. La flora endógena reside en el tracto gastrointestinal, la piel y el tracto genital, manteniendo relaciones de comensalismo o incluso simbiosis con el hospedador. Sin embargo, en ocasiones se produce una alteración en el equilibrio huésped-parásito, lo que puede causar infecciones (p. ej., debido a alteraciones estructurales de la piel o mucosas que disminuyen las defensas del huésped).1
Por otro lado, las infecciones exógenas ocurren por la contaminación directa con microorganismos del entorno (presentes en el aire, suelo, agua, animales, otras personas con infección o portadores). Las vías de transmisión más comunes incluyen la transmisión fecal-oral (a partir de agua o alimentos contaminados), la vía aérea (a través de aerosoles o gotas de secreciones respiratorias), la inoculación transcutánea directa y las mordeduras, la transmisión parenteral (transfusiones de material contaminado), la vía sexual y la transmisión por artrópodos o insectos vectores.1
Infecciones respiratorias
La exposición a las partículas en suspensión (PM) aumenta la susceptibilidad a neumonías bacterianas e infecciones respiratorias virales. En los niños, la exposición a la contaminación ambiental afecta el correcto funcionamiento del sistema respiratorio, especialmente en los primeros años de vida, cuando el sistema respiratorio y el inmunitario aún no están completamente desarrollados.3
Existe una asociación entre la bronquitis y la contaminación ambiental en niños menores de 5 años. La exposición prenatal a PM2.5 incrementa la susceptibilidad a infecciones respiratorias como bronquitis y neumonía, ya que muchos tóxicos ambientales pueden cruzar fácilmente la placenta (en especial PM0.25 y de menor tamaño) y acumularse en el feto en concentraciones mayores que en la madre. En los pacientes añosos, la inmunosenescencia puede agravar la propensión a las infecciones respiratorias, debido, entre otros factores, a una desregulación de citocinas.3
Las PM pueden causar estrés oxidativo al eliminar antioxidantes y producir especies reactivas de oxígeno (ROS), lo que conduce a una respuesta inflamatoria por la producción de citocinas IL-6, IL-8 y TNF-α. Además, la exposición a PM puede alterar la capacidad de los macrófagos para inactivar virus, lisar bacterias o dificultar la presentación de antígenos.3
Infecciones alimentarias
Los alimentos, debido a sus factores intrínsecos, son un medio ideal para el crecimiento de microorganismos. La presencia de ciertos agentes microbianos, junto con condiciones inadecuadas de manipulación y conservación, puede resultar en las denominadas toxiinfecciones alimentarias (TIA).5
Una TIA es una enfermedad causada por microorganismos patógenos que se manifiesta poco tiempo después (horas o días) de haber consumido un alimento o bebida no aptos para el consumo. El origen del problema puede ser la ingesta de un alimento contaminado con microorganismos que se multiplican y causan la enfermedad (infección), el consumo de un alimento contaminado por toxinas producidas por la proliferación de microorganismos en el alimento (intoxicación) o una combinación de ambas (toxiinfección).5
Las principales vías de contaminación de los alimentos incluyen el aire (gotas expulsadas por la nariz y la boca), polvo o tierra, contacto con utensilios, superficies u otros alimentos contaminados, manos sucias, agua contaminada, insectos (moscas, escarabajos) y roedores. Un fenómeno común es la contaminación cruzada, que ocurre cuando los contaminantes se transfieren de un alimento a otro a través de utensilios, equipos, superficies o manos sucias.5
El principal factor que contribuye al origen y desarrollo de una TIA es la falta de higiene. La higiene alimentaria se encarga de la correcta manipulación de diversos tipos de alimentos y bebidas, así como de los utensilios y maquinaria utilizados en su preparación, servicio y consumo. Además, incluye el cuidado y tratamiento de los alimentos contaminados por bacterias productoras de intoxicaciones alimentarias que provienen del animal productor del alimento. Algunos errores alimentarios se presentan en el cuadro 3.5
Cuadro 3. Errores alimentarios más frecuentes (según la OMS).5
Otras infecciones
Cuando uno se refiere al medioambiente, también se hace referencia a entornos como el medio hospitalario, donde la contaminación de las superficies del entorno del paciente constituye uno de los aspectos más controvertidos en el control de infecciones nosocomiales. Habitualmente no se aconseja realizar estudios de superficies de forma sistemática. La mayoría de los controles microbiológicos ambientales se llevan a cabo en casos de brotes y son solicitados por el comité de control de infecciones para identificar un patógeno específico. Sin embargo, varias publicaciones argumentan que, debido a la reducción de opciones terapéuticas por la propagación de microorganismos multirresistentes (MMR), la vigilancia y prevención de la contaminación ambiental han adquirido mayor relevancia, no limitándose solo a la búsqueda de reservorios en situaciones de brote. Debe considerarse que la colonización de equipos por MMR y el incumplimiento de precauciones universales representan una posibilidad de transmisión cruzada.6
En otro sentido, un dispositivo que hoy está al alcance de la mano de la mayoría de las personas es el teléfono móvil, que se ha convertido en una necesidad casi apremiante, imponiendo cambios significativos en la sociedad moderna. Sin embargo, estos dispositivos propician condiciones favorables para el crecimiento de microorganismos al emitir calor o albergar suciedad y sudor. Un estudio realizado por una universidad latinoamericana encontró que todos los equipos que fueron analizados (166) estaban contaminados. De los 18 tipos de bacterias y hongos identificados, Klebsiella pneumoniae se encontró únicamente en los denominados dispositivos tradicionales. Los porcentajes de bacterias grampositivas y gramnegativas aisladas fueron similares. Sin embargo, hubo una mayor frecuencia de gramnegativas en celulares tradicionales. Los hongos filamentosos más frecuentemente aislados fueron Aspergillus spp. (20.5%), Trichoderma (8.4%) y Rhizopus spp. (4.8%). Entre las levaduras, las del género Candida (9.0%) fueron más comunes que las del género Rhodotorula (3.6%). Los porcentajes de hongos filamentosos aislados fueron mayores que los de levaduras tanto en los teléfonos tradicionales como en los táctiles. Los porcentajes de aislados en los teléfonos tradicionales fueron mayores que en los táctiles, tanto para hongos filamentosos como para levaduras. El estudio concluyó que estos dispositivos presentaron en su superficie bacterias indicadoras de contaminación fecal y otros microorganismos con alto potencial para transmitir infecciones en oídos, piel y sus anexos.7
Surgimiento de cepas resistentes
Al inicio de la pandemia de Covid-19, el manejo de los pacientes se realizó mediante ensayo y error debido al desconocimiento de la fisiopatología de esta nueva enfermedad. Entre las acciones médicas se describió el uso indiscriminado de antibióticos y se promovió la desinfección profunda con sustancias químicas que tuvieron un impacto negativo en la salud ambiental. Estas prácticas afectaron tanto a la microbiota responsable del equilibrio ecológico como a la contaminación del agua. Además, la emergencia sanitaria llevó a un mayor uso de equipos de protección personal desechables, lo que resultó en un aumento de desechos sólidos peligrosos que son de lenta degradación. Por lo tanto, la respuesta sanitaria ante la pandemia probablemente contribuyó a acentuar la resistencia antimicrobiana y aumentar el riesgo de daño ambiental.8
Diversas evidencias han demostrado un aumento en los mecanismos de resistencia de bacterias, principalmente patógenas del tracto respiratorio. Asimismo, el uso irracional de desinfectantes químicos ha tenido un impacto negativo, resultando en bacterias resistentes, en especial a compuestos de amonio cuaternario. La bioacumulación y biomagnificación de estas sustancias han provocado toxicidad, mutaciones y la propagación de genes de resistencia.8
Por otro lado, la contaminación se produce como consecuencia del vertido de residuos provenientes de actividades humanas, como la ganadería, la piscicultura y los residuos hospitalarios, que contienen concentraciones de antibióticos mucho más altas que las naturales. En este contexto, se favorece el intercambio de genes de resistencia, tanto entre bacterias medioambientales como entre estas y las asociadas con la microbiota humana, incluyendo comensales y patógenas. Esto incrementa la posibilidad de diseminación de la resistencia, lo que representa un problema para la salud humana. Además, la microbiota medioambiental y la biodiversidad pueden verse alteradas, ya que predominarán las bacterias más resistentes, lo que podría alterar ciertos ciclos biológicos.9
Lo anterior pone en especial relieve la atención esmerada que debe poner el clínico prescriptor de antibióticos para evitar la propagación de cepas resistentes, un fenómeno que puede seguir creciendo en forma alarmante.
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